¿Acuerdo o capitulación?

Si bien se anunció oficialmente desde Ereván y Bakú del fin de las negociaciones sobre el acuerdo de paz entre ambos países, las dudas, las provocaciones, la retórica agresiva y los manejos políticos entre las sombras no se detuvieron. ¿Qué futuro le espera a Armenia?

Por Adrián Lomlomdjian

Ayer, 13 de marzo, el ministro de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán, Cheyhun Bayramov, anunciaba la conclusión de las negociaciones sobre el texto del acuerdo de paz entre Azerbaiyán y Armenia, puntualizando que la parte armenia había aceptado los dos últimos puntos pendientes.

Según el funcionario azerbaiyano, el trabajo sobre el texto ha finalizado. Y a modo de advertencia, insistió en que “en la siguiente fase, Bakú espera que Armenia elimine de su Constitución las reivindicaciones territoriales contra Azerbaiyán, y que se logre la disolución del mediador Grupo de Minsk y sus remanentes”.

El borrador del acuerdo de paz consta de 17 puntos y, hasta el anuncio de ayer, 15 de ellos ya habían sido consensuados por las partes. Supuestamente, los dos restantes hacían referencia a la renuncia mutua a las reclamaciones internacionales y a la no presencia y no movilización de representantes de terceros países en la frontera entre Azerbaiyán y Armenia.

Quizás sorprendido por el anuncio oficial y público realizado desde Bakú por el gobierno de Aliyev, ayer mismo, pero unas horas después, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia confirmaba haber aceptado las propuestas de Azerbaiyán con respecto a los dos artículos pendientes del acuerdo de paz.

“El Ministerio de Asuntos Exteriores de Armenia ha informado oficialmente a Azerbaiyán, por vía diplomática, de que Armenia acepta las propuestas de Azerbaiyán sobre los dos artículos pendientes del Acuerdo de Paz y Establecimiento de Relaciones Interestatales entre la República de Armenia y la República de Azerbaiyán. Armenia también ha sugerido emitir una declaración conjunta que confirme que el texto del acuerdo está finalizado y las negociaciones han concluido. Sin embargo, Azerbaiyán optó por hacer una declaración unilateral. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Armenia confirma que se ha acordado el texto del acuerdo de paz y que se han completado las negociaciones sobre el contenido del mismo. Por lo tanto, el acuerdo de paz ya está listo para la firma. Armenia está dispuesta a iniciar consultas con Azerbaiyán sobre la fecha y el lugar de la firma”, dice la declaración emitida por la Cancillería armenia.

Rápidamente, comenzaron a difundirse a través de los medios masivos de comunicación y las redes sociales, los mensajes de satisfacción con respecto a este anuncio de los principales centros del poder internacional.

“Rusia siempre ha apoyado y sigue apoyando la normalización de las relaciones entre Armenia y Azerbaiyán en aras de garantizar la seguridad, la estabilidad y el desarrollo socioeconómico sostenible en la región Transcaucásica”, le dijo el presidente Vladimir Putin a Pashinian, durante la conversación telefónica en la que el primer ministro armenio lo puso al tanto del acuerdo alcanzado. “Tanto Armenia como Azerbaiyán siempre pueden contar con cualquier ayuda posible de la parte rusa para lograr estos objetivos”, agregó el mandatario ruso.

“Estados Unidos valora enormemente la exitosa conclusión de las negociaciones sobre un histórico acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán. Esta es una oportunidad para que ambos países pasen la página de este prolongado conflicto, de acuerdo con la visión del presidente Trump. Ahora es necesario comprometerse con la paz, firmar y ratificar el tratado, abriendo una nueva página en la prosperidad de los pueblos del Cáucaso Sur”, afirmó en una declaración pública el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio.

También, la Unión Europea expresó satisfacción ante las declaraciones de Armenia y Azerbaiyán relativas a la conclusión de las negociaciones sobre el acuerdo de paz y relaciones interestatales. “La Unión Europea acoge con satisfacción las declaraciones de Armenia y Azerbaiyán sobre la conclusión de las negociaciones del proyecto de acuerdo sobre la paz y las relaciones interestatales. Felicitamos a ambas partes por sus constantes esfuerzos en este sentido durante los últimos años, tanto a nivel bilateral como con la participación de la comunidad internacional". "La UE reconoce el papel de Armenia en la facilitación de la finalización del texto del tratado”, dice el comunicado oficial, en el que se puntualiza que “es crucial mantener este impulso y garantizar la culminación fluida del proceso, basándose en el mismo enfoque previsor y en el compromiso de ambas partes. La UE apoya plenamente la normalización de las relaciones entre Armenia y Azerbaiyán y está dispuesta a proporcionar asistencia adicional si así lo solicitan las partes”.

¿Será posible llevar a la práctica el supuesto acuerdo alcanzado?

Un día antes del anuncio oficial de Bakú sobre la finalización de las negociaciones y de la posterior ratificación de la Cancillería armenia, el ministro de Relaciones Exteriores de Armenia, Ararat Mirzoyan, durante su visita oficial a la India, expresaba públicamente: “En el contexto de la normalización de las relaciones, hemos presentado a Azerbaiyán propuestas concretas y mutuamente beneficiosas para desbloquear la infraestructura de transporte regional. Su implementación permitiría a ambos países utilizar sus redes ferroviarias para el comercio. Además, para garantizar la estabilidad y la previsibilidad regionales, Armenia ha propuesto un mecanismo de control y verificación mutua de armamentos. Lamentablemente, no podemos afirmar que Azerbaiyán corresponda plenamente a nuestro enfoque constructivo. Además, seguimos escuchando declaraciones públicas de alto nivel y discursos que sugieren reivindicaciones territoriales contra la soberanía de Armenia, incluso mediante la retórica del llamado Azerbaiyán Occidental”.

También puntualizó que “en este momento, 23 armenios están siendo sometidos a juicios simulados en Azerbaiyán, detenidos arbitrariamente en violación de los derechos humanos y del debido proceso legal. Lograr una solución integral y una paz duradera requiere preparar a las sociedades para la reconciliación. Los problemas humanitarios sin resolver solo pueden obstaculizar este proceso”.

Mirzoyan destacó en Nueva Delhi que “Armenia está dispuesta a firmar un acuerdo de paz con Azerbaiyán”, promoviendo así “la estabilidad y la cooperación a largo plazo”, pero subrayó que “la postura constructiva de Armenia a menudo carece de una respuesta recíproca”.

Claro que los dichos del Canciller armenio no están para nada alejados de la verdad y la realidad, no sólo antes del anunciado fin de las negociaciones, sino también después, en estas primeras horas posteriores al anuncio.

Ayer mismo, mientras Bakú informaba oficialmente sobre los 17 puntos acordados del documento armenio-azerbaiyano, el presidente Ilham Aliyev, la hablar en la inauguración del XII° Foro Global de Bakú, acusó al presidente francés de apoyar el aumento del potencial militar de Armenia, incitándola así a una nueva guerra.

“Es innegable que están aumentando su potencial militar. ¿Qué indica esto? Demuestra que se están preparando para una nueva guerra. ¿Y quién los impulsa a una nueva guerra? Francia y su presidente. Las armas letales que suministran a Armenia están dirigidas contra nosotros”, aseguraba ayer Aliyev.

Y como para que no queden dudas de su posición personal -más allá de los acuerdos interestatales-, el mandamás de Bakú enfatizó que no confía en las palabras de los dirigentes armenios y una vez más enfatizó la necesidad de enmendar la constitución de Armenia y disolver el Grupo de Minsk de la OSCE. Estas declaraciones, reitero, se publicaron el mismo día en que su ministro de Asuntos Exteriores, Cheyhun Bayramov, anunciaba que la parte armenia había aceptado las propuestas de Azerbaiyán sobre los dos últimos puntos no resueltos del tratado de paz y que las negociaciones habían concluido.

“Necesitamos que se disuelva el Grupo de Minsk de la OSCE. Este es nuestro mensaje a Armenia: declaramos que mantener el Grupo de Minsk no tiene sentido. Se creó para resolver la cuestión de Karabaj. Hoy, esa cuestión está resuelta. Armenia reconoce a Karabaj como parte de Azerbaiyán. ¿Por qué no se unen a nosotros para presentar una declaración conjunta a la OSCE sobre su disolución? Se niegan a hacerlo”, señaló Aliyev.

Quien sí aclaró bastante sobre el fin de las negociaciones y los dos últimos puntos acordados fue el primer ministro armenio Nikol Pashinian. “Uno de los artículos se refiere a la prevención del despliegue de fuerzas de terceros países a lo largo de la frontera, y el otro a la renuncia a reclamaciones mutuas en organismos internacionales y a la no aceptación de medidas hostiles entre sí”, explicó el jefe del gobierno armenio, subrayando que “los observadores de la UE abandonarán la región y las reclamaciones internacionales se retirarán después de la firma del documento”

¿El acuerdo es un paso positivo o la capitulación de Armenia?

“En el texto final del tratado de paz con Azerbaiyán no hay ninguna disposición que establezca que las personas que residían en cualquiera de los dos países antes del colapso de la Unión Soviética y luego abandonaron estos territorios deben regresar a sus hogares o tierras ancestrales”, dijo hoy Mirzoyan, tratando de demostrar la falsedad de las acusaciones que reciben de que entregarán más territorios o que permitirán el regreso de los azerbaiyanos que vivían en distintas regiones de Armenia durante el período soviético. Claro que al mismo tiempo, nada se dice del derecho al retorno de los habitantes de Artsaj a sus territorios ancestrales en la otrora Región Autónoma de Nagorno Karabaj de la URSS ni tampoco se habla del destino de los más de 350 mil armenios que habitaban distintas regiones de Azerbaiyán también en el período soviético.

Asimismo, Mirzoyan también confirmó que el acuerdo no incluye ninguna regulación relativa a las constituciones de los países. “Hemos escuchado los comentarios de Azerbaiyán sobre la Constitución de Armenia. Naturalmente, el texto final del acuerdo no contiene ninguna disposición al respecto. En general, no hay ninguna disposición unilateral en el acuerdo ni ninguna regulación relacionada con las constituciones”, declaró el canciller armenio, señalando que “Armenia también tiene preocupaciones con respecto a la Constitución de Azerbaiyán, en particular ciertas formulaciones que pueden sugerir ambiciones territoriales de Bakú sobre territorio soberano de la República de Armenia”.

Sin embargo, Mirzoyan aclaró que el acuerdo contiene disposiciones que alivian dichas preocupaciones. “Aunque, en teoría, las disposiciones constitucionales podrían incluir tales reclamaciones, con la firma y ratificación de este acuerdo, podemos considerar estos problemas resueltos definitivamente”, añadió Mirzoyan.

Cabe destacar que según Ereván, el acuerdo no hace mención ni a la situación de los prisioneros de guerra y presos políticos armenios que aún permanecen rehenes en las cárceles de Bakú, ni a su inmediata liberación. Tampoco se afirmó públicamente que se trate el tema de los territorios soberanos armenios -aproximadamente 800 km²- que aún continúan ocupados por militares azerbaiyanos.

“La paz y la normalización de las relaciones con Azerbaiyán coinciden con los intereses de Armenia”, repitió Mirzoyan, como si dicha frase diera respuesta a los interrogantes existentes en la sociedad armenia y en las comunidades armenias de la diáspora.

“Existen territorios armenios actualmente bajo control de las fuerzas azerbaiyanas, incluidas zonas cercanas a Chermuk, pero, al mismo tiempo, hay territorios azerbaiyanos bajo control armenio”, sorprendió diciendo hoy Mirzoyan.

Muchos sostienen que un acuerdo o un compromiso entre parte es, entre otras cosas, fruto de la concesiones mutuas. Sin embargo, hasta el momento, cuesta encontrar algún tema o alguna cuestión sobre la que Azerbaiyán haya cedido en sus demandas o en sus posiciones.

Lo que sí se nota -y mucho- es la “tenacidad” y la “insistencia” de las autoridades armenias para cumplir con los compromisos asumidos con sus padrinos políticos y con sus sostenes económicos occidentales, íntimamente ligados a Turquía e Israel.