Armenia, más sola e indefensa

A pesar de los millones de dólares recibidos en concepto de "ayuda" desde Washinton y Bruselas, y de los fervorosos discursos de apoyo y solidaridad de congresistas yanquis y parlamentarios europeos, la elección pro-occidental del gobierno de Pashinian no significó nada positivo para Armenia.

Redacción NOR SEVAN

En 2024, Armenia recibió en realidad 110 millones de dólares en lugar de los 250 millones previstos en el paquete total del acuerdo de subvención con USAID, que se proporcionó en el marco del acuerdo con Estados Unidos de cooperación para el desarrollo. Así lo informó la semana pasada el Ministerio de Asuntos Exteriores de Armenia, respondiendo a la consulta escrita por la agencia de noticias Sputnik Armenia.

Recordemos que en septiembre de 2024, el Viceprimer ministro de Armenia, Mher Grigorian, y el director de la Misión de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en Armenia, John Alelo, habían firmado un nuevo acuerdo, en virtud del cual el umbral del paquete de subvenciones destinado al desarrollo de la cooperación con los Estados Unidos se duplicó, pasando de 120 millones a 250 millones de dólares, ampliando significativamente la variedad de los programas.

El Ministerio de Relaciones Exteriores señaló que todos los programas del Departamento de Estado y USAID están actualmente congelados. La Cancillería también aclaró que a partir de 2024 se han asignado 110 millones de los 250 millones de dólares, de los cuales alrededor de 49 millones se han dirigido a “Promover la Transición Democrática” en el país. En el marco de esta iniciativa también se implementaron cinco programas: sobre el Estado de Derecho y los derechos humanos, por un monto de 6,6 millones de dólares; para la buena gobernanza, alrededor de 18,9 millones de dólares; competencia política y creación de consenso, alrededor de 8 millones de dólares; sociedad civil y medios de comunicación, alrededor de 13,6 millones de dólares; y asistencia humanitaria, alrededor de 1 millón de dólares.

Recordemos que recientemente el presidente estadounidense, Donald Trump, nombró al secretario de Estado, Marco Rubio, como jefe interino de USAID, quien a su vez informó al Congreso sobre la revisión de la política de ayuda exterior.

Por lo pronto, la administración Trump canceló más del 90% de los contratos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), cuyo “costo” es de unos 60 mil millones de dólares a nivel mundial. Esto significó un duro golpe a los denominados “grupos de la sociedad civil” (Fundaciones y ONG-s con distintas actividades), principalmente en la ex URSS, Europa del Este y América Latina.

Según los propios archivos de la USAID, sólo en 2023 asignó ayuda por valor de 17 mil 200 millones de dólares, la mayor parte de los cuales se dirigieron a los países limítrofes con Rusia y otros cercanos, entre ellos, Armenia. El objetivo oficial de la “ayuda” fue financiar diversos proyectos -desde reformas democráticas hasta infraestructura energética y prevención de enfermedades-, pero en realidad se trató de un apoyo a la oposición anti-rusa y de un intento de interferir en los asuntos internos del Estado. El ejemplo de lo sucedido se ve en países como Armenia, Georgia y Ucrania, entre otros de la región.

La decisión de cerrar las oficinas de USAID causó cierta zozobra y desilusión entre los “activistas civiles” en Armenia y la región, principalmente entre aquellas personas que desde hace décadas viven y hacen política financiadas por los Estados Unidos y defendiendo sus intereses. Pero la decisión de Trump no significa para nada “el fin de las actividades non-santas” de la principal potencia imperialista a escala planetaria. La incorporación de la estructura de la USAID al Departamento de Estado es una demostración clara de que las actividades continuarán, pero controladas por el gobierno y ya no por la CIA y otras estructuras desde las sombras del poder.

Pero a pesar de este cimbronazo recibido desde Washington, los liberales, neofascistas, neonazis y anticomunistas saben que otros “grifos” siguen abiertos, como el de la Unión Europea, otro “importante proveedor de ayuda” a los grupos pro-occidentales de la región. En 2023, los países miembros de la UE asignaron 19 mil 600 millones de euros a los seis países de la Asociación Oriental (Ucrania, Georgia, Azerbaiyán, Moldavia, Bielorrusia y Armenia), ya sea de forma bilateral o a través de las instituciones de la UE.

La elección del actual gobierno de Armenia de convertirse en protectorado de Occidente (aún no se definió de quién, porque además hay una disputa entre Estados Unidos y la Unión Europea, en la que también intervienen Turquía e Israel), significó la entrega de Artsaj y su despoblación total por primera vez en siglos, la pérdida de soberanía política (cada vez más evidente) y el estado de casi total vulnerabilidad en las fronteras del país, debido a la decisión de comenzar con el proceso de cambiar fuerzas rusas por fuerzas de la OTAN… y cuando decimos OTAN, no debemos pensar que allí irán a velar por la seguridad de los armenios los militares escandinavos, franceses o españoles, sino que quienes estarán allí por decisión de la OTAN serán los militares turcos, el segundo ejército más numeroso de la alianza militar liderada por Washington.

La “Avanzada de Occidente” sobre Armenia continúa y Armenia está cada día más sola y más indefensa.