Armenia y la propuesta de la UNESCO

Para Ereván urge la presencia de una delegación internacional, que contribuya a la preservación del patrimonio histórico armenio en Karabaj.

REDACCIÓN NOR SEVAN

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia, Vahan Hunanian, declaró que después del final de la guerra de 44 días, la implementación de la misión de investigación en la zona de conflicto de Nagorno Karabaj propuesta por la Secretaria General de la UNESCO, Audrey Azoulay, es urgente.

“Armenia apoya la implementación de esta iniciativa lo antes posible, que está basada en la Convención de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales en caso de conflicto armado”, dijo Hunanian, quien agregó, que “los casos de vandalismo contra los monumentos armenios, así como el anuncio del establecimiento de un grupo de trabajo por parte del Ministerio de Cultura de Azerbaiyán para distorsionar la identidad del patrimonio histórico y cultural armenio, nos demuestran que la amenaza ya se convirtió en una triste y peligrosa realidad”, puntualizó el funcionario de la cancillería armenia.

La preocupación por la preservación de los sitios culturales armenio en Nagorno Karabaj se vuelve urgentes por la historia del gobierno de Azerbaiyán de destrucción sistemática del patrimonio originario armenio, por sus permanentes actos de vandalismo y de revisionismo histórico.

El gobierno de Azerbaiyán, desde los años 90 del siglo pasado hasta la fecha, casi en secreto vandalizó una cantidad sorprendente de símbolos culturales y religiosos armenios. Solo en Nakhicheván, un enclave azerbaiyano habitado históricamente por armenios, entre 1997 y 2006, las fuerzas azerbaiyanas destruyeron al menos 89 iglesias medievales, 5.840 jachkares (cruces de piedra armenias) y 22 mil lápidas históricas.

Recordemos que Azerbaiyán anunció públicamente su intención de eliminar las inscripciones armenias de las iglesias en los territorios bajo su control. El ministro de Cultura de Azerbaiyán, Anar Kerimov, anunció el pasado 3 de febrero, que se había creado un grupo de trabajo “para eliminar las huellas ficticias dejadas por los armenios en los templos religiosos afganos”.