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Azerbaiyán ataca a Armenia bajo la sombra de Turquía

El gobierno azerbaiyano ordenó incursiones militares contra Armenia, por lo cual las tensiones crecen a diario. La comunidad armenia denuncia que detrás de los movimientos bélicos se encuentra Turquía.


Por Leandro Albani para La tinta


El 12 de julio pasado, el gobierno de Azerbaiyán ordenó una avanzada militar contra Armenia. Ese día, el ejército azerbaiyano atacó la provincia de Tavush, en el noroeste armenio, región que ya había sido bombardeada en marzo pasado. Durante la incursión, cuatro soldados armenios y 11 azerbaiyanos, entre los que se encontraban dos comandantes, cayeron muertos en combate. A partir de ese momento, se produjeron una seguidilla de hechos, declaraciones y enfrentamientos armados hasta estos días.


Luego de los primeros ataques, la vocera del Ministerio de Defensa armenio, Shushan Stepanyan, afirmó que las fuerzas azerbaiyanas dispararon contra objetivos civiles en la ciudad de Berd, en Tavush, usando drones, sin causar víctimas fatales. También publicó fotos satelitales que muestran la aldea azerbaiyana de Dondar Ghushchu, en la región de Tovruz, rodeada por baterías de artillería. “Azerbaiyán rodeó a su propia población con baterías de artillería, convirtiéndolas en un objetivo, y, luego, se queja de que las Fuerzas Armadas de Armenia disparan en esa dirección”, explicó Stepanyan.


Si los bombardeos y los enfrentamientos armados recrudecieron en apenas unas horas en ambos lados de la frontera, el combate de declaraciones no fue menor. El primer país que respaldó a Azerbaiyán fue Turquía, a través de su canciller Mevlut Cavusoglu y del propio presidente Recep Tayyip Erdogan. El mandatario, que, en la actualidad, decidió abrir varios frentes bélicos (en el norte de Siria, en el Kurdistán iraquí y en Libia), aseveró, el viernes, que “nunca dejaremos solo a Azerbaiyán”. Unos días antes, haciendo una interpretación bastante conveniente para su gobierno, Erdogan dijo: “Condenamos enérgicamente los ataques de Armenia contra el fraternal Azerbaiyán. Estamos muy preocupados debido a los ataques sistemáticos de Armenia”.



Por su parte, Ismail Demir, director de uno de los organismos de defensa de la presidencia de Turquía, aseveró que “nuestros vehículos aéreos no tripulados armados, municiones y misiles con nuestra experiencia, tecnología y capacidades están al servicio de Azerbaiyán”. Unas horas antes de estas declaraciones, la vocera de la cancillería armenia, Anna Naghdalyan, apuntó con respecto a las negociaciones con Azerbaiyán para detener su avanzada militar: “Hay tres partes en el conflicto que firmaron en virtud del acuerdo de alto el fuego. En el pasado, Azerbaiyán negociaba con Nagorno Karabaj (Artsaj) y Armenia”. A esto, agregó: “Si ahora Azerbaiyán se niega a negociar con Armenia, no está claro con quién negociará sobre el conflicto. Recientemente, Azerbaiyán está tratando de presentar amenazas de guerra de diferentes formas. Si su amenaza de retirarse de las negociaciones es de esa magnitud, no nos sorprende ni nos impresiona”.


¿Un conflicto lejano?


Si en América Latina los conflictos e historias en Medio Oriente todavía se observan con el manto del occidentalismo construido hace varios siglos por Francia y Gran Bretaña, y, luego, retomado por Estados Unidos, la situación entre Armenia y Azerbaiyán –que no son parte de Medio Oriente, pero, por lazos culturales y políticos, se encuentran mucho más cerca de la periferia de la región- es necesario abordarla de forma detenida.


“Azerbaiyán tiene actitudes militaristas de su presidente para abajo –explica a La tinta Adrián Lomlomdjian, integrante de la Unión Cultural Armenia (UCA) de Argentina y conductor del programa de radio La voz armenia-. En Azerbaiyán, tienen el problema pendiente, ellos insisten en que perdieron un territorio y lo quieren recuperar. Internamente, tienen problemas, entonces, los ataques son una manera de que los sectores nacionalistas acompañen y fortalezcan al gobierno”.


Lomlomdjian aclaró que, en esta ocasión, las fuerzas azerbaiyanas no atacaron Artsaj, un territorio autónomo que es reclamado por Azerbaiyán y sufre ataques y amenazas permanentes por parte del gobierno de Bakú. El integrante de la UCA alertó que los ataques recientes fueron “directamente en la frontera armenia-azerbaiyana”, lo que implica “un conflicto más importante”.


Lomlomdjian también aseguró “que detrás de esto está Turquía y su plan neo-otomano”. Como ejemplo, recordó las palabras de Erdogan -cuando ordenó transformar el museo de Santa Sofía, en Estambul, en una mezquita-, que declaró que, con esa medida, se daban los primeros pasos de un “renacimiento” islámico que tiene que abarcar desde Bujará (ahora Uzbekistán) a Al Andalus (España).


Según un reciente artículo publicado por la agencia de noticias ANF, aunque los actuales combates entre Armenia y Azerbaiyán tienen lugar en otra región, “el conflicto gira principalmente en torno a la región de Nagorno Karabaj”. En la nota, se recordó que “bajo el dominio soviético, la región de Azerbaiyán, que está habitada principalmente por armenios, fue atacada. En la década de 1980, Nagorno Karabaj quedó bajo el control de grupos guerrilleros armenios. En 1988, la Unión Soviética, que estaba al borde del colapso, se negó a entregar Nagorno Karabaj a Armenia”. Por esta razón, el conflicto se intensificó, los azerbaiyanos fueron desplazados y las milicias azerbaiyanas cometieron graves masacres en Sumgait, el 27 de febrero de 1988”. En esa fecha, “toda la población armenia fue desplazada o asesinada en la ciudad, que contaba con 290.000 habitantes –se indicó en el artículo-. Testigos presenciales informaron de que las fuerzas de seguridad y las autoridades de la ciudad no intervinieron a pesar de los llamamientos de ayuda, lo que incitó aún más a la turba asesina. La cifra de personas asesinadas sigue siendo controvertida. La región (de Nagorno Karabaj) declaró su independencia en 1991, pero no fue reconocida internacionalmente. La guerra sobre Nagorno Karabaj terminó con un alto el fuego en 1994, después de más de 30.000 muertos”.



Las guerras de Turquía


“Turquía está generando conflicto por todos lados –analizó Lomlomdjian-, tiene un ejército grande y, de paso, va saldando deudas internas. Por un lado, se alía con los rusos, por otro, se alía con los estadounidenses, y se va manteniendo como un actor protagónico y va cumpliendo sus propios objetivos”.


El miembro de la UCA recordó la brutal represión a la que es sometida la oposición en Turquía, principalmente los kurdos (unos 20 millones dentro del territorio turco), pero también a otras minorías étnicas, incluidos los armenios. “En los países que limitan o están cerca de Turquía, se metió. Bombardeó Siria, lo mismo en Libia. Por ahora, con Irán no se meten”, sintetizó Lomlomdjian.


Para el periodista de origen armenio, “decir que Azerbaiyán atacó Armenia porque Turquía la incentivó, lo podríamos afirmar sin temor a equivocarnos”. Lomlomdjian explicó que, luego de los ataques azerbaiyanos, “la declaración de los partidos de centro y de derecha de la Asamblea Nacional de Turquía, menos del Partido Democrático de los Pueblos (HDP, por sus siglas originales), fue criticando a Armenia, “condenando” la agresión de Armenia a Azerbaiyán. Obviamente, dan vuelta lo que sucede”. Como resumen, el miembro de la UCA afirmó que “el camino por el que opte Azerbaiyán va a contar con el apoyo de Turquía. Están diciendo que, si quieren ir a la guerra, los van a acompañar”.

Lomlomdjian señaló que, entre Armenia y Azerbaiján, “el peligro de la guerra está”. En el “gran Medio Oriente”, Estados Unidos “está hace décadas y no sale, con más o menos presencia –detalló-. Antes, estaba solo con Israel; después, empezó a convencer a los jeques árabes y a otros países, y va afianzando su presencia. Para Rusia, es un lugar estratégico y, además, está Siria, que es su aliada. Están estas potencias y Turquía, que quiere jugar su rol, y también Irán. Y Estados Unidos que tiene a Irán y a Rusia ahí nomás. A veces, juega con los turcos, a veces, con los kurdos y, obviamente, se puede desencadenar una guerra. Por eso, la movida rápida que hizo Vladimir Putin el viernes, cuando se reunió con el Consejo de Seguridad de Rusia y mandó sus emisarios para la paz”. “Se necesita la paz en la región para no abrir un nuevo frente de conflicto”, resumió Lomlomdjian.


Un conflicto histórico


Al referirse a la situación en Artsaj -que, en varias oportunidades, fue blanco de ataques militares por parte de Azerbaiyán-, Lomlomdjian señaló que ese territorio “está en medio del camino que quiere transitar el autoproclamado sultán Erdogan en su derrotero de hacer un solo imperio con los países turcomanos, que son muchísimos en el territorio de la ex Unión Soviética”.


Esas naciones son Kazajistán, Uzbekistán, Tajikistán, Turkmenistán y Kirguistán, con mayoría de población musulmana, “con distintos desarrollos, evoluciones y objetivos –detalló el periodista-. Por eso, Turquía no los puede convencer, pero Erdogan tiene ese objetivo. Mientras tanto, avanza, y esto lo dijo abiertamente, a volver a los momentos de esplendor del imperio otomano”.



Para Lomlomdjian, las políticas impulsadas por el mandatario turco refuerzan “su posición sobre el genocidio armenio”, sobre el cual “no le importa lo que sucedió” y, por eso, lo niega. “Es una manera de dar pelea y mostrar fortaleza frente a los armenios. En esta etapa, por lo menos el territorio de Artsaj es como un tapón. Nunca perteneció a Azerbeiyán”.


El integrante de la UCA recordó que “es un conflicto que viene de cuando van naciendo los estados nacionales en esa región, con la caída de los imperios otomano y zarista. Es una región amplia, donde habitaron muchos pueblos juntos durante siglos y siglos, y los sectores nacionalistas de cada uno de esos pueblos se atribuyen la potestad de decir que ese territorio es de ellos, como si no viviesen otros pueblos”.


Para saldar la deuda histórica en Artsaj, Lomlomdjian puso como ejemplo la experiencia de los kurdos, a través del HDP en Turquía, y de la revolución de Rojava (Kurdistán sirio). “La experiencia en la práctica en las regiones de Turquía donde los kurdos gobiernan, pero, más que nada, en la formación de su pueblo, en la educación, que tiene que ver con la formación en el confederalismo democrático, de la convivencia pacífica y la construcción del socialismo sobre esas bases”, es un modelo para alcanzar una solución.


Fuente: La tinta

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