De la violencia a cuentagotas a la guerra total
La diaria usurpación israelí de los territorios palestinos desencadenó una reacción armada que ahora les sirve a los sionistas para tratar de borrar del mapa a Palestina.
Por Elson Concepción Pérez
La reacción palestina ante la indiferencia internacional y los crímenes que comete Israel todos los días contra su población, debe constituir una alerta para que, de una vez y por todas, se detenga este genocidio y se reconozcan, además del Estado israelí, un Estado independiente de Palestina, con capital en Jerusalén oriental.
Lo ocurrido este fin de semana, según el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, es la expresión del «derecho del pueblo palestino de defenderse contra el terrorismo de los colonos judíos y las fuerzas de ocupación de Tel Aviv».
Bien diferente, como era de esperar, piensa el presidente de Estados Unidos –sostén militar de Israel–, Joe Biden, quien aseguró que Washington le proporcionará toda la ayuda necesaria a Israel, para contrarrestar los ataques de Hamas.
«Hoy el pueblo de Israel está bajo ataque orquestado por una organización terrorista, Hamas. En este momento de tragedia, quiero decirles a ellos, al mundo y a los terroristas de todo el mundo que Estados Unidos apoya a Israel», declaró el mandatario.
«Nunca dejaremos de respaldarlos, nos aseguraremos de que reciban la ayuda que sus ciudadanos necesitan y que puedan seguir defendiéndose», aseguró Biden.
La retórica es la misma de todos los años: los palestinos «son terroristas» y el Gobierno ocupante de Israel el «agredido». Se trata de una política de complicidad con el crimen, practicada por todos los gobiernos estadounidenses, que lo mismo vetan cualquier resolución del Consejo de Seguridad que no sea afín a sus intereses, que facilita más de 4 000 millones de dólares anuales en modernas armas para Tel Aviv, y que abre su Embajada en Jerusalén, pisoteando todas las resoluciones de la onu, entre otras acciones.
Esta vez han tenido que morir cientos de palestinos e israelíes, miles son los heridos, y la destrucción material en los territorios ocupados se puede resumir en lo que prometió el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu: convertir a Gaza en una ciudad en ruinas.
Por cierto, esta advertencia del jefe del gobierno sionista no es la primera vez que se pone en práctica. Miles han sido los palestinos asesinados por los bombardeos masivos contra Gaza y otras ciudades en las que, además, han sido destruidas instalaciones civiles, incluyendo hospitales, viviendas y otras.
Un aspecto para tener en cuenta en la actual situación es la posibilidad de que lo que ocurre hoy entre Gaza e Israel traspase las fronteras y su chispa se extienda al Líbano, Siria y a otros lugares de la región, donde el apoyo a la población palestina es un sentimiento unánime de los pueblos árabes.
Este domingo, Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) bombardeaban territorio del Líbano con artillería.
La reacción en los países del Oriente Medio y en otros, además de llamar a la paz, dejan muy claro que la situación que se ha creado es consecuencia de la política israelí, de crueldad y sometimiento contra la población palestina.
Catar, por ejemplo, hizo responsable a Tel Aviv del aumento de las tensiones, «debido a sus continuas violaciones de los derechos del pueblo palestino», y Arabia Saudita recordó que ha «advertido repetidamente sobre las amenazas de la explosión de la situación como resultado de la ocupación israelí».
La Cancillería de Irán, en tanto, advirtió que los ataques de Hamas fueron un acto de autodefensa de los palestinos, y pidió a los países musulmanes su apoyo.
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