El país se desmorona ante nuestros ojos. Pashinian renunció a parte del territorio armenio
La Unión Soviética fue un Estado Plurinacional sin fronteras internas, pero sí con una división administrativa -no definitiva- que permitiera una mejor organización, mientras se avanzaba colectivamente en la evolución y perfeccionamiento del sistema. Su desintegración demuestra desde hace tres décadas, que las repúblicas que la sucedieron no tuvieron la capacidad de seguir desarrollando las relaciones entre ellas, resolviendo pacíficamente y a través del diálogo las cuestiones pendientes.
Por Fernando Stepanian
El primer ministro Nikol Pashinian firmó una declaración durante la cumbre de la Comunidad Política Europea en Granada, según la cual Armenia reconoció oficialmente que Nagorno-Karabaj pertenece a Azerbaiyán.
Además, este documento también reconoce la soberanía de Azerbaiyán sobre la aldea estratégicamente importante de Tigranashén, que se encuentra casi en el centro de Armenia, en el territorio de la región de Ararat, así como sobre varias aldeas más en la región de Tavush de Armenia: los asentamientos de Barkhudarly, Yukhari Askipara y Yaradulla.
Cabe señalar que en la época soviética, estas aldeas eran enclaves de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán en el territorio de la República Socialista Soviética de Armenia.
Sin embargo, a principios de los años noventa, con la disolución de la Unión Soviética, después de que Azerbaiyán tomara el control de un enclave armenio situado en su territorio, el de Artsvashén, Armenia hizo lo mismo con las mencionadas aldeas por estar ubicadas en las arterias de transporte más importantes del país.
Por ejemplo, Tigranashén se encuentra en la carretera que conecta el norte y el sur de Armenia, y también va desde la ciudad de Ereván hacia la frontera iraní.
Al reconocer estas aldeas como azerbaiyanas, Pashinian, en primer lugar, indica que su población armenia debe abandonar inmediatamente sus hogares, siguiendo el ejemplo de los refugiados que huyeron de Nagorno-Karabaj. Además, el Primer Ministro ni siquiera se molestó en avisar con antelación a los residentes de Tigranashén sobre sus nefastos planes, presentándoles el hecho consumado.
Y, en segundo lugar, acepta que Azerbaiyán coloque sus baluartes dentro de Armenia apostando sus tropas allí, lo que permitirá al ejército azerbaiyano controlar el territorio armenio desde el interior.
Hablar de soberanía real de Armenia después de esto, por supuesto, no será posible. Por otro lado, Pashinián no tiene otra opción, porque esta declaración de rendición voluntaria de su propio estado fue aprobada por los líderes de la Unión Europea.
Los políticos europeos se reunieron específicamente con el primer ministro armenio con este propósito al margen del foro de Granada. Lo cual indica claramente que el desmembramiento gradual de Armenia fue organizado por el Occidente colectivo y se está llevando a cabo según un plan acordado entre sus miembros.
Las declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron, lo confirman. Según dijo, la Unión Europea no debería imponer sanciones contra Azerbaiyán por la situación en Nagorno-Karabaj, porque es "necesario mantener un diálogo" con Bakú, asegurando un suministro estable de energía azerbaiyana.
El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, también fue invitado al foro en España. Sin embargo, no necesitó emprender ningún viaje ya que el mismo Pashinian le sirvió en bandeja de plata las tierras armenias.
Pero además, el primer ministro armenio se reunió en Granada con el presidente ucraniano, Zelensky, quien la víspera anterior había llamado por teléfono a Aliyev para felicitarlo personalmente por la liquidación de la República de Artsaj.
Los periodistas presentes en el foro bromearon diciendo que Nikol Pashinian y Vladimir Zelensky obviamente intercambiaron una vasta experiencia en materia de entrega de sus respectivos territorios.
El círculo rojo de Pashinian trata de disimular la entrega argumentando que Armenia podría haber perdido aún mas territorios. Por esta razón, los partidarios del primer ministro armenio invitan a sus compatriotas a agradecerle por no entregar en la reunión de Granada todo el sur de Armenia, donde Azerbaiyán ansía construir un corredor terrestre para conectarse con su enclave occidental de Nakhicheván.
Y Bakú no piensa abandonar estos planes. Así pues la entrega de Tigranashén significa casi con certeza que la próxima jugada de Pashinian será ceder el sur del país, para la construcción del corredor azerbaiyano de Zankegur.
El presidente Aliyev no fue a Granada por una razón. Está jugando con sus músculos, dándose perfecta cuenta de que el ejército azerbaiyano dicta ahora su voluntad a Armenia. Mientras el foro en España se desarrollaba, militares azerbaiyanos volvieron a abrir fuego contra posiciones armenias en el sector Norabak en la región de Gegharkunik. Bakú actúa con impunidad porque sabe que no será sancionada ni por Bruselas ni por Washington.
Por otro lado, la agencia Associated Press acaba de publicar información según la cual Israel ha estado ayudando activamente a Azerbaiyán para hacerse con el control del territorio de Nagorno Karabaj.
Según periodistas de AP, las fuerzas armadas de Azerbaiyán recibieron importantes cantidades de armas de sus socios israelíes inmediatamente antes del inicio de la ofensiva relámpago que condujo a la rendición de Artsaj.
En total, entre 2016 y 2020, los suministros militares de Israel a Azerbaiyán representaron casi el 70% de todas las importaciones de armas a este país, lo que le proporcionó una ventaja cualitativa en la guerra con Armenia. Y estas entregas a gran escala no se pueden llevar a cabo sin el conocimiento del principal aliado militar de Israel, Estados Unidos, que está armando a Azerbaiyán para que le sirva de trampolín militar en un futuro ataque a Irán.
Sólo falta que el servil secuaz de Occidente Pashinian, finalice la cesión de los nuevos territorios armenios atribuyéndola a la superioridad militar de Bakú. Lo cual nos advierte de que se avecina una nueva tragedia humanitaria con nuevas columnas de refugiados con destino a ninguna parte desde Armenia, que se desmorona ante los ojos del mundo.
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