"El sufrimiento del pueblo de Artsaj es la continuación del genocidio"
- Redacción NOR SEVAN
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Así lo aseguró ayer, durante un acto realizado en Moscú, el diputado ruso Konstantin Zatulin, al hablar en la presentación de un libro dedicado a la historia de un niño sobreviviente del genocidio armenio.

Redacción NOR SEVAN
Mañana, 24 de abril, se cumplen 110 años del Genocidio Armenio en la Turquía Otomana. En 1995, la Duma Estatal de Rusia votó para reconocer el 24 de abril en la Federación Rusa como el Día del Recuerdo de las Víctimas del Genocidio Armenio, el primer genocidio del siglo XX.
Ayer, 22 de abril, por iniciativa del miembro de la Academia de Ciencias de Rusa, Armais Kamalov, director de la Fundación para el Patrimonio y el Progreso de Rusia, el diputado Konstantin Zatulin participó y dirigió, en Moscú, la presentación del libro recientemente publicado de Garnik Banyan, "Recuerdos de la infancia y la orfandad. La historia de un niño que sobrevivió al genocidio".
Una sala llena le dio el marco adecuado a esta importante charla-presentación, enmarcada en el 110° aniversario del Genocidio Armenio.
El diputado ruso Konstantin Zatulin, amigo incondicional de Armenia y su pueblo, defensor de los derechos de los habitantes de Artsaj y un inclaudicable luchador por el desarrollo y fortalecimiento de las relaciones armenio-rusas, habló del genocidio armenio, de los derechos vulnerados del pueblo de Karabaj, de la Victoria sobre el fascismo y de la política anti-rusa del actual gobierno de Pashinian, que incluyó la prohibición de su ingreso a Ereván en 2023.
Durante su intervención, entre los muchísimos conceptos que reafirmaron las conocidas posturas asumidas públicamente por el diputado ruso Zatulin, queremos destacar las siguientes:
“El 24 de abril de 1915 es un día de duelo, un día de recuerdo para el millón y medio de víctimas inocentes que murieron en el Imperio Otomano hace 110 años, simplemente porque eran armenios”.

“El genocidio armenio no es una abstracción histórica. Es una tragedia cuyo dolor continúa hasta el día de hoy. En 1995, basándose en mi informe, la Duma Estatal de la Federación Rusa reconoció este genocidio. No fue sólo un acto de solidaridad con las víctimas del pueblo armenio, sino un testimonio de respeto a la verdad y a la justicia histórica. Rusia, que ha estado cerca y junto a los armenios durante siglos, no debía actuar de manera diferente”.
“Hoy, cuando inclinamos la cabeza en memoria de los caídos, estamos obligados a hablar no sólo del pasado, sino también del presente. El éxodo masivo de la población armenia de Nagorno-Karabaj en 2023 no es sólo una circunstancia geopolítica. Se trata de una continuación de la tragedia, disfrazada en nuestro siglo con las dudosas justificaciones de algunos y la traición de otros. Tomemos nota de las desgracias que hoy sufren las personas que han vivido en su tierra durante siglos y hoy están refugiadas, de los intentos de robo y destrucción de monumentos históricos, religiosos y culturales; y del proceso judicial al que están sometidos los prisioneros en Bakú. Esto no puede ser indiferente a nuestra conciencia”.
“Hoy en día es especialmente difícil observar cómo en la propia Armenia, bajo la presión de fuerzas externas e internas, se van socavando los cimientos de la conciencia nacional. Vemos cómo la Iglesia Apostólica Armenia está bajo ataque, cómo se pisotea la memoria histórica, cómo se destruyen los lazos con quienes han sido aliados y amigos durante siglos”.
“A pesar de todo, quiero asegurarles: nosotros, en Rusia, no somos indiferentes. Nosotros recordamos. Estamos de luto junto al pueblo armenio. Seguiremos diciendo la verdad y luchando para garantizar que las tragedias del pasado no se repitan en el presente y el futuro”.
“En vísperas del 80 aniversario de la Victoria, Rusia aprobó la ley ‘Sobre la perpetuación de la memoria de las víctimas del genocidio del pueblo soviético durante la Gran Guerra Patria de 1941-1945’. Que el recuerdo de las víctimas de todos los genocidios se convierta no sólo en un homenaje, sino también en una lección. Una lección que una a todos los que creen en la justicia, que no dividen a los pueblos por geografía e intereses, y que comparten con ellos su dolor y su esperanza”.
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