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España: Declaración de la Contracumbre OTAN NO, Bases fuera

La Contracumbre OTAN NO, Bases fuera, reunida en Madrid los pasados 24 y 25 de junio, emitió una Declaración donde denuncia a la OTAN y la participación del Gobierno español en ella.

Redacción NOR SEVAN


La Coordinación de Plataformas OTAN NO, Bases Fuera, constituida por las organizaciones firmantes del Llamamiento a la Movilización Contra la Cumbre de la OTAN en Madrid, convocó a la ciudadanía a celebrar la Contracumbre OTAN NO, Bases fuera, Madrid 2022 como respuesta a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN.


Reunidos en la ciudad de Madrid los días 24 y 25 de junio de 2022, los asistentes a esta Contracumbre DECLARAN:


Esta cumbre de la OTAN en Madrid debe ser considerada como un hecho histórico que marcará el inicio de un nuevo orden mundial y el comienzo de un periodo belicista que implicará a la mayor parte del planeta. Es un acontecimiento crucial en la coyuntura presente del imperialismo, que refleja el estadio actual de la lucha de clases.


El sistema en que vivimos, el capitalismo, está sumido en una crisis que ha sido definida por sus propias instituciones como estructural, sistémica y a largo plazo. La OTAN y el resto de estructuras bélicas occidentales, especialmente las bases militares de EE.UU., son piezas claves de esta reconfiguración del orden mundial.


En este momento en que se tiene conciencia del declinar de la hegemonía mundial de EE.UU., este país se está organizando para dominar el mundo y defenderá sus privilegios de todas las formas posibles, incluidas todo tipo de guerras y agresiones.


No existe un modelo de la nueva fase hacia la que transitamos, pero las grandes instituciones económicas internacionales y la propia OTAN ya han anunciado los ejes de acción para hacer frente a los problemas que ya están identificados: financiarización, deuda, destrucción creativa, revolución tecnológica, control social y expansión belicista contra todo lo que dificulte esta reorganización capitalista.


Este proceso se dará fuera y dentro de sus propias fronteras. Es la puesta en marcha definitiva de la Guerra Mundo, una guerra global, arbitraria, impune, de agresión, por cualquier medio y a cualquier escala, cuyo fin es eliminar toda expresión de resistencia frente a la expansión imperialista.


Los frentes de esa guerra ya se extienden a Oriente Próximo, Asia Central, el Sahel, Taiwán, Mediterráneo Sur, América Latina y Europa, a los que hay que añadir el frente interno del imperio. En todos ellos está presente la OTAN excepto en la región Asia-Pacífico.


El carácter expansivo de esta organización no es una previsión; es un hecho, cuyo alcance fue anunciado recientemente por la Secretaria de Exteriores del Reino Unido: la OTAN GLOBAL.

La Europa económica no ha superado ese ámbito, no ha sido capaz de dotarse de una estructura política; fracasando el intento de dotarse de una constitución europea, también fracasó la iniciativa de crear un sistema de defensa europeo al margen de la OTAN. Lo que realmente cohesiona a la Unión Europea, por su propio carácter de clase a favor de los monopolios, son el Banco Central Europeo, que determina su funcionamiento económico, y la OTAN, que determina sus relaciones exteriores. La Unión Europea está unida bajo la disciplina de la Alianza Atlántica, y tras su actuación siguiendo los intereses de EE.UU. en el conflicto de Ucrania, habrá que hablar de la Europa de la OTAN.


La trayectoria histórica de la OTAN nos muestra que para esta organización no existen límites territoriales, pero tampoco existen para sus alianzas, para los métodos ni para las consecuencias de su actividad belicista. La OTAN ha recurrido al terrorismo en todas sus formas, desde la red Gladio en Europa al fundamentalismo islámico takfirí, en cualquiera de sus denominaciones, en todo el mundo musulmán. En las últimas décadas, sus miembros y la propia organización minimizan sus bajas contratando compañías de profesionales militares mercenarios y armando y entrenando a paramilitares Nazis y Fascistas. Tampoco existen límites para el sufrimiento causado por sus agresiones, los muertos hay que contarlos por cientos de miles y los desplazados superan hoy oficialmente los cien millones. Podemos afirmar por tanto, que la OTAN es una Organización Criminal.


En este momento esta organización tiene como misión prioritaria aislar y debilitar a la Federación Rusa para crear el mejor escenario para enfrentarse a China, objetivo final del imperialismo. En esta deriva, no han dudado en situarnos al borde de un conflicto nuclear con tal de conseguir la desvinculación de Europa de la Federación Rusa.

Una vez más no ha habido límites: gastos milmillonarios, miles de toneladas de armas (una buena parte, fuera de control), formación de grupos paramilitares neonazis, censura de medios de comunicación y de la cultura rusa, creación de una atmósfera toxica que no solo permita la manipulación de la opinión pública, sino que además, permita justificar todas las medidas que el nuevo orden necesita: militarización de la sociedad, control social, minimización del Estado, inflación, paro, precariedad y sobreexplotación. Todo ello será consecuencia de la guerra imperialista, impidiendo la libre autodeterminación de los pueblos.


Se justifican los enormes gastos que arrastran estas políticas, pero poco se dice sobre los inmensos beneficios corporativos de la industria de armamentos y de la reordenación del mercado de hidrocarburos, de los que son beneficiarios fundamentalmente los Estados Unidos.


La cumbre de la OTAN impulsará esta dinámica bajo términos indescifrables para el gran público: Concepto Estratégico, Seguridad Ampliada, Nuevo Orden Basado en Reglas, Resiliencia y otros que, en términos genéricos, son aceptados sin cuestionarlos, como Desarrollo Tecnológico y Digitalización y la incorporación de temas de amplia resonancia mediática como el Cambio Climático y los derechos de la Mujer.


La introducción de estos nuevos temas amplia los ámbitos de intervención a escala global, y genera nuevos marcos de justificación ideológica de las agresiones. Una vez más, se ocultan los verdaderos objetivos de la Cumbre, que no son otros que impulsar el desarrollo de una nueva fase del capitalismo, sustentada en el dominio de las grandes corporaciones, la expansión del militarismo, el control social y el derrocamiento de los antagonistas de Occidente, Rusia y China.


Estos objetivos se plantean precisamente porque la hegemonía del imperialismo estadounidense se encuentra en una posición de debilidad, con el auge de potencias regionales con capacidad de respuesta y voluntad de cooperación, tanto en las instituciones internacionales como en escenarios de injerencia concretos, distribuidos por todas las regiones del globo.


El Estado Español, su Congreso (salvo honrosas excepciones) y su Gobierno, continúan con el acuerdo al que llegaron Franco y los EE.UU. en 1953, que supuso el alineamiento de la oligarquía española con la estadounidense en condiciones de subordinación.


Se entregó la soberanía y se aceptó la sumisión a cambio de ser admitidos por un occidente que nos utiliza, nos ningunea y en no pocos casos nos desprecia. La presencia de las bases y la subordinación a los EEUU condicionó la propia estructura político-económica española tras la Transición. Esto ocurrió con la connivencia del progresismo liberal, que tuvo y tiene el cometido de desmovilizar las resistencias sociales.


Nuestros dirigentes, nuestras elites, siempre están prestos y solícitos para responder los primeros a cualquier orden. Como ejemplos, así se hizo con el Trío de las Azores, con la Constitución Europea, con la modificación de la Constitución, encuadrando a militares colombianos en Afganistán, acudiendo a cuantos frentes en conflicto nos piden, entregando el territorio a las bases de EE.UU., a los mandos y a las maniobras de la OTAN, aceptando sus exigencias presupuestarias, declarando como enemigos a quienes nos digan, divulgando su propaganda y aceptando sus restricciones.

En definitiva, hablar de la subordinación del Estado español a los intereses del imperialismo estadounidense, a través de la OTAN y las Bases, no es hacer referencia a un acontecimiento histórico, sino a una realidad presente, especialmente evidente en los territorios más fuertemente militarizados, como las Islas Canarias, el entorno de las bases y emplazamientos militares o los núcleos productivos vinculados a la industria del armamento. Acabemos con esto de una vez, organicemos un movimiento con vocación de masas y de constituirse como un sujeto político y social bien estructurado y con fuertes raíces populares, capaz de generar propuestas trascendentales para el desarrollo de la lucha de clases en el Estado español, que denuncie a la OTAN como organización criminal y exija su abandono, que reclame la retirada de las bases y de los ejércitos extranjeros y que luche contra los planes militaristas y autoritarios que nos anuncian y que ya nos hacen sentir. Traigamos al presente y demos nueva realidad a nuestra rica historia de resistencias populares, especialmente la lucha antifascista. Hay pueblos que nos enseñan que es posible la derrota del imperialismo. Sigamos ese ejemplo.


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