Estados Unidos intenta acelerar la firma del acuerdo armenio-azerbaiyano
Ayer, la embajada yanqui en Ereván emitió un comunicado público donde parece "intimar" a las partes a firmar el acuerdo de paz.
Redacción NOR SEVAN
Hace unos días atrás, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, recordó que para llegar a un acuerdo final, Ereván y Bakú tendrán que tomar decisiones y compromisos difíciles.
“El acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán es muy importante para la paz, la estabilidad y la seguridad de estos países y la región. Creemos que un acuerdo es posible, pero requiere algunas decisiones difíciles y compromisos difíciles de ambas partes, y vamos a seguir presionándolos para que resuelvan estas diferencias finales y lleguen a un acuerdo”, dijo Miller.
Y el último jueves, pocos días después de aquella declaración de Miller, la Embajada de Estados Unidos en Armenia emitió un comunicado señalando que el acuerdo de paz entre Ereván y Bakú desbloqueará el potencial económico del Cáucaso Meridional y que ha llegado el momento de firmarlo.
En su comunicado, la misión diplomática estadounidense señaló que el asesor principal del Departamento de Estado de Estados Unidos para las negociaciones en el Cáucaso, Louis Bono, y la embajadora en Armenia, Christina Queen, se reunieron el día anterior con altos funcionarios armenios y discutieron los esfuerzos para establecer una paz duradera y digna entre Armenia y Azerbaiyán. “Ha llegado el momento de un acuerdo de paz que libere el potencial social y económico del Cáucaso Meridional”, señaló la Embajada de Estados Unidos.
Mientras tanto, las autoridades azerbaiyanas continúan obstinadamente su campaña de información exigiendo cambios en la Constitución de Armenia. Declaraciones al respecto suenan cada día del otro lado de la frontera. Así, el presidente de Azerbaiyán , Ilham Aliyev, volvió a puntualizar que firmar un tratado de paz con Armenia resulta imposible sin cambiar la Constitución y eliminar de ella aquellos párrafos que presuponen reclamos territoriales. Y agregó otras “condiciones” como que Ereván debe pedir junto a Bakú el desmantelamiento del mediador Grupo Minsk de la OSCE y que Armenia debe recibir y reubicar a los azerbaiyanos que habitan el país, que Aliyev de manera provocadora denomina “Azerbaiyán Occidental”.
A mediados de este mismo mes, y hablando con la prensa durante un alto en la Cumbre de la OTAN celebrada en Washington, el presidente turco había advertido que “si no se entrega el Corredor Zangezur, no habrá acuerdo de paz”.
Ninguna de estas opiniones vertidas por Aliyev y Erdogan merecieron, hasta el momento, la respuesta oficial del gobierno de Pashinian.
Sin embargo, la casi “tranquila” sucesión de acciones que forman parte de la Avanzada Occidental sobre Armenia y el Cáucaso Sur, se encontraron -esta semana- con algunas movidas “inesperadas”, que llegaron mayoritariamente de Moscú y quizás estén mostrando un cambio de actitud de Moscú respecto a lo que sucede en el Caúcaso. Cambio de actitud que se da a partir de la casi segura victoria de Rusia sobre las fuerzas militares Ukronazi-Otanistas, el cada día más importante rol de China a escala internacional y el más que posible triunfo de Trump en las próximas elecciones norteamericanas, que significarían un revés para la política guerrerista de Zelensky y el alto mando de la OTAN.
Rusia está dispuesta a proporcionar una plataforma para las negociaciones entre Armenia y Azerbaiyán, anunciaba la vocera de la Cancillería rusa, María Zajarova, como anunciando públicamente que Moscú vuelve al ruedo.
“Como lo muestran los acuerdos alcanzados, Moscú ha acogido repetidamente rondas de negociaciones entre Armenia y Azerbaiyán sobre un proyecto de tratado de paz. Y estamos dispuestos, como siempre lo he subrayado, a seguir haciéndolo. Garantizamos la creación de las condiciones más cómodas para el trabajo de ambas delegaciones en su formato bilateral preferido”, señaló la diplomática, reiterando que “el destino y el futuro del Cáucaso Meridional deben ser determinados exclusivamente por los países de la región y los países socios vecinos, ya que nadie de afuera traerá prosperidad allí”.
Casi inmediatamente a estos dichos de Zajárova, el vocero del presidente Putin, Dmitry Peskov, dejaba en claro que Rusia no quiere que Armenia repita el destino de Ucrania.
“Armenia es un país soberano, un país hermano para nosotros. Y contamos con la sabiduría política de Armenia. Simplemente no queremos que elijan la falta de alternativa que alguna vez eligió Kiev”, puntualizó Peskov, asegurando que su país “sigue comprometido con mantener y desarrollar relaciones amistosas y cálidas” con Ereván.
Inmediatamente, desde Bakú llegó la respuesta: “Azerbaiyán está dispuesto a negociar con Armenia tanto en la plataforma rusa como en otras plataformas”, subrayó el secretario de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán, Aykhan Hajizadeh.
Pero desde Ereván, parecen considerar que aún no es momento de hacer declaraciones al respecto.
Eso sí, a pesar de los dichos y provocaciones del tándem Aliyev-Erdogan, Pashinian y sus laderos no dejan de enviar “señales positivas” a ambos países vecinos.
Hoy, el Primer Ministro armenio realizó una visita de trabajo a la región de Armavir y recorrió el renovado puesto de control “Margara” -en la frontera entre Armenia y Turquía-, cuya apertura y funcionamiento dependen de Erdogan.
Previamente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia emitió una declaración en la que se puntualiza que Ereván se compromete a alcanzar acuerdos para normalizar las relaciones con Turquía y espera lo mismo de Ankara.
Comments