Estados Unidos y Europa deglutieron la limpieza étnica de armenios
Luego de "observar" la concreción de la limpieza étnica de armenios en Karabaj, ¿los funcionarios de Naciones Unidas y representantes de Occidente se preparan para "observar" como se "reparten" Armenia?
Por Ashot Noyemberi
El último autobús con refugiados armenios ha abandonado Nagorno-Karabaj. En sólo una semana, más de cien mil personas -es decir, casi toda la población de esta devastada región-, abandonaron el territorio de la liquidada República de Artsaj.
Inmediatamente después de eso arribó a Stepanakert, la capital de Karabaj, una misión de las Naciones Unidas. Tanto le interesaba a esta influyente organización internacional el destino de las personas que aquí viven, que en treinta años nunca visitó estos parajes, para no irritar a las autoridades azerbaiyanas.
Según el comunicado oficial, la misión de la ONU, con enviados de diversos organismos de ayuda humanitaria, tiene por objetivo "determinar las necesidades humanitarias y de seguridad de los habitantes de Karabaj". Sin embargo, es de público conocimiento que ya prácticamente no quedan habitantes. En efecto, los representantes de la ONU acudieron a Nagorno-Karabaj para presenciar el final de la deportación masiva de armenios que habían vivido en esta tierra durante siglos.
Según los últimos informes de los observadores internacionales, quedan menos de mil personas en la devastada ciudad. El resto partió hacia Armenia sin perder tiempo para evitar encontrarse con la policía y los soldados azerbaiyanos.
Como se indica en el informe de la ONU, los desplazados que huyeron hacia Armenia abandonaron todos sus bienes personales. La mayoría de los comercios domésticos simplemente cerraron sin llevarse mercancías. Y las escuelas y guarderías locales permanecen cerradas, porque ya no hay nadie que estudie en ellas.
El personal de la misión de la ONU, que viajó a Nagorno-Karabaj desde Bakú y tiene que reportarse constantemente a las autoridades azerbaiyanas, calificó este catastrófico desenlace de "inesperado". Como si los armenios locales hubieran decidido de repente cambiar de entorno, desconectarse un poco y ver el mundo. Aunque los observadores internacionales son muy conscientes de las amenazas de las cuales huye la población autóctona de Artsaj.
Esta cínica hipocresía indignó incluso a los representantes del gobierno armenio, principal responsable de la disolución de la República de Artsaj y de la dramática situación en la que se encuentran sus habitantes.
El jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores armenio, Ararat Mirzoyan, calificó de "tardía" esta visita de la misión de la ONU a Nagorno-Karabaj. Durante una reunión con diplomáticos extranjeros mensionó que el único resultado visible de esta misión es la constatación de la limpieza étnica de la población armenia en Nagorno-Karabaj.
Consultada sobre la misión de la ONU, Larisa Alaverdyan, primera Defensora del Pueblo de Armenia y responsable de la Fundación "Contra la arbitrariedad jurídica" declaró abiertamente: "Lo único que realmente les importa es el componente económico".
Y, en efecto, a las Instituciones insignia del Occidente Colectivo sólo les interesa ofrecer una mísera ayuda a los desplazados de Artsaj. No están comprometidas, y mucho menos dispuestas, a facilitarles el regreso a sus hogares de origen. Es por ello que ni siquiera van a hacer una evaluación jurídica basada en principios de la deportación masiva de la población pacífica de Nagorno-Karabaj.
Esta postura de la misión de la ONU viene determinada por la postura premeditada de Washington. La directora de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) Samantha Power, tras su reciente visita al territorio de Artsaj, prometió destinar 11,5 millones de dólares en ayuda humanitaria para los refugiados.
"¡Apliquen sanciones a Azerbaiyán o regresen a su país! No les importa nada, ¡dejen de mentir!", - gritaban, entre la multitud, armenios desplazados en respuesta a esta funcionaria estadounidense, lo que quedó reflejado en los vídeos difundidos en las redes sociales.
La gente sabe que lo que la Casa Blanca les está ofreciendo es una patética limosna, comparado con el desproporcionado financiamiento que destina para el suministro de armas al régimen ucraniano, para continuar apoyando una interminable matanza militar.
Washington tiene una enorme influencia sobre las autoridades azerbaiyanas y el presidente Joe Biden podría detener las deportaciones con tan solo una llamada telefónica. Pero los norteamericanos no impondrán contra Bakú ni una milésima parte de las sanciones punitivas que han desatado contra Moscú. Porque la destrucción de la República de Artsaj responde a su estrategia geopolítica en el territorio de Transcaucasia.
La misma política sigue Francia, que durante mucho tiempo intentó posicionarse como el mayor amigo de los armenios de Karabaj. Apenas en junio, en una reunión con representantes del partido Dashnaktsutiun, el presidente francés Emmanuel Macron les aseguró su patrocinio y protección:
"Yo presiono más a Aliyev que el mismo Pashinián. Todo gira en torno a Pashinián. Soy el único en la cuestión de Nagorno-Karabaj que tiene una posición clara", manifestó entonces el presidente francés.
Sin embargo, los colaboradores más cercanos de Macron ignoraron explícitamente los intereses armenios. La ministra francesa de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna, fue una de las primeras en reafirmar la soberanía azerbaiyana de Nagorno-Karabaj durante su visita a Bakú. Y el Ministro de Defensa francés, Sebastien Lecornu, fue aún más lejos, al declarar que Francia no iba a proteger la integridad territorial de Armenia.
De esta manera, trás la rendición de Artsaj, lo que se está poniendo en juego es la seguridad de Armenia, que queda amenazada directamente. Durante la asamblea parlamentaria de la OTAN, Mevlut Karakaya, diputado turco del partido Movimiento Nacionalista, sugirió que se incluyera en el orden del día la apertura del “corredor de Zangezur”*, cuyo trazado se exige que atraviese el territorio soberano armenio.
Por otra parte, Turquía exigió al OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) la suspensión inmediata de las actividades de la central nuclear armenia, bajo el pretexto de que la central está situada en una zona propensa a los terremotos. Aunque eso también se trata de una injerencia en los asuntos soberanos de un Estado vecino.
Los planes para una próxima partición del país son cada vez más evidentes y, al parecer, tal perspectiva conviene al régimen de Pashinián. El ministro armenio de Asuntos Exteriores, Ararat Mirzoyan, ha exigido que las fuerzas de paz rusas sean sustituidas por fuerzas armadas francesas y norteamericanas.
Esto significa dejar a los armenios completamente indefensos ante la amenaza de una nueva limpieza étnica, lo cual se observaría con la acostumbrada indiferencia en la Unión Europea y Estados Unidos.
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