Azerbaiyán continúa con su plan de destrucción del patrimonio armenio
A más de cuatro meses del fin de la guerra, una iglesia cristiana de Artsaj desapareció a manos de las fuerzas azeríes. Las autoridades armenias denunciaron esta limpieza cultural y religiosa.
Por Emiliano Lomlomdjian
“Nagorno-Karabaj: el misterio de la iglesia desaparecida”, tituló el periodista inglés Jonah Fisher su informe sobre la destrucción de la capilla Zoravor Surp Astvatsatsin de Mekhakavan, Artsaj. En un video publicado la semana pasada por la BBC, se demostró que este espacio de culto permanecía intacto antes de ser ocupado por el Estado azerí durante la guerra de los cuarenta días.
En su investigación, Fisher le consultó al oficial azerí que sucedió con la iglesia. “Durante la guerra fue destruida”, respondió. Pero un video difundido por las redes sociales comprobó que estaba de pie, ya que las fuerzas de Azerbaiyán subieron a la cúpula cuando tomaron control de los territorios.
Ante esto, Azerbaiyán no tardó en negar las acusaciones de cometer "crimen cultural". A pesar de afirmar en repetidas oportunidades su compromiso de proteger la diversidad cultural y religiosa en la región, el gobierno de Aliyev justificó la desaparición de esta iglesia ya que “fue construida ilegalmente por Armenia”.
A través de un comunicado, la Cancillería azerí expresó que la capilla fue edificada para los soldados armenios. "Por lo tanto, esta instalación, que fue erigida hace solo cinco años para las fuerzas de ocupación armenias, no puede considerarse parte de la historia de la cultura Jabrail (Mekhakavan)", argumentaron.
En respuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia denunció que “la iglesia armenia fue destruida como resultado de la decisión de las autoridades azerbaiyanas”. La portavoz de la cancillería Anna Naghdalian aseguró que la demolición de Zoravor Surp Astvatsatsin fue planificada.
"Todos los intentos de la parte azerbaiyana de justificar la destrucción bárbara de un lugar de culto son inquietantes y condenables”, responsabilizó Naghdalian. Y continuó: “Al mismo tiempo, mantienen un silencio sepulcral sobre las acusaciones de ataque de la catedral de Shushí, que más de 200 años de historia”.
La Comisión Nacional de Armenia de la UNESCO informó el pasado 25 de marzo que Azerbaiyán, como hizo el ISIS con patrimonios invaluables de Medio Oriente, había arrasado con la iglesia Zoravor Surp Astvatsatsin que había quedado bajo su jurisdicción. Y este, no es el único caso en el que se atacó el patrimonio cultural armenio: la catedral de Ghazanchetsots fue vandalizada y la iglesia Ganach Shame de Shushi fue profanada, entre otras.
Al igual que las autoridades de Armenia, el canciller karabajtsí David Babayan acusó a Azerbaiyán de continuar librando la guerra contra el patrimonio cultural de Artsaj y de realizar un “genocidio blanco” en los territorios ocupados. “El dictador de Bakú cierra los oídos y la boca de las organizaciones internacionales autorizadas rociando petrodólares y caviar”, arremetió.
“El destrozo de la iglesia de Mekhakavan, que quedó bajo el control del enemigo, se llevó a cabo por instrucciones personales del presidente y la vicepresidenta de Azerbaiyán”, cargó Babayan. En diálogo con Sputnik Armenia, agregó: “Se destruyen todos los rastros de la cultura armenia, se destruyen nuestras tumbas, se destruye todo, todo esto se hace bajo el alto patrocinio del Estado”.
Para el diplomático, la política adoptada por el autoritario Aliyev va contra las reglas del Corán: “Lo que está haciendo Aliyev es una violación a todas las reglas del islam, porque no hay un solo lugar en el Corán donde esté escrito que las estructuras cristianas deben ser destruidas”. Cerrando, declaró que el Estado azerí continúa con “una política genocida”.
En 2017, los soldados armenios colocaron la piedra fundacional en Mekhakavan y erigieron la Iglesia Zoravor Surp Astvatsatsin. El área de este lugar de culto no fue elegida por casualidad. Según la tradición religiosa, hace cientos de años apareció aquí el arcángel Gabriel y el lugar recibió su nombre.
Por otra parte, el especialista en arqueología y cultura Hamlet Petrosian manifestó: “Azerbaiyán está llevando a cabo un genocidio cultural bien pensado y organizado”. En conversación con Sputnik Armenia, explicó que los azeríes están destruyendo rápidamente “el patrimonio cultural creado especialmente en los años soviéticos y postsoviéticos, tratando de eliminar el rastro armenio”.
“En Azerbaiyán consideran que es su territorio, su patria histórica, y que los armenios han venido, han conquistado y han comenzado a poner allí sus señas de identidad”, resaltó Petrosian. Además, subrayó que el Estado azerí argumenta su plan de limpieza en que el patrimonio armenio fue implantado con políticas de colonización. “Con esta lógica, la iglesia armenia fue arrasada hasta el suelo”, aseveró.
En este sentido, el defensor de los Derechos Humanos de Artsaj señaló que la comunidad internacional no está tomando medidas reales para prevenir el genocidio contra los monumentos religiosos y culturales. “En los territorios ocupados por Azerbaiyán, de donde fue expulsada la población armenia, aún permanecen en pie miles de jachkars (cruces armenias), capillas, iglesias y monasterios como testigos silenciosos de la herencia armenia, pero tenemos algunos que ya fueron vandalizados”, dijo Guevorg Stepanian. El Ombusdman publicó un informe que incluye la lista de 1.456 monumentos históricos que quedaron en los territorios ocupados por Azerbaiyán y fuera del control de la República de Artsaj, para que sean preservados por la comunidad internacional.
Mientras desde los diferentes órganos oficiales de Armenia y Artsaj reclama ante los organismos internacionales, como al Grupo de Minsk de la OSCE y a la UNESCO, para que intervengan de inmediato en la protección del patrimonio histórico y cultural, se siguen revelando más profanaciones de las iglesias armenias. En las últimas horas, se conoció un video donde tres soldados azerbaiyanos entran a la iglesia Surp Yegishe de Mataghis (construida entre 1892-1898) y rompen diferentes iconos.
En definitiva, a pesar de haber terminado la guerra, la destrucción del patrimonio cultural armenio parece no tener fin porque, como confesó el autoritario presidente de Azerbaiyán Ilham Aliyev, es “digno de borrarse”.
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