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Hrant Dink, un luchador de la causa de los pueblos

Un día como hoy de 1954, nacía el periodista armenio turco. Fue director del diario Agos, desde donde luchó por el reconocimiento del genocidio de 1915, por la democratización de Turquía y por la paz.

Redacción NOR SEVAN


“Editar un periódico para una comunidad o minoría nacional no reviste dificultad alguna en particular. Si no sos un periodista de sólidos principios, si no tenés una definida orientación política y sólo te interesas editar informaciones con fotos, en Turquía no tendrás ningún impedimento. Pero si sos un periodista definido desde lo ideológico, es obvio que tendrás dificultades”.


Hrant Dink expresaba como ejercía el periodismo en el último reportaje que le hacían en octubre de 2006, antes de que fuera asesinado el 19 de enero de 2007 por un nacionalista en Estambul.


El periodista armenio turco cumpliría hoy 67 años y los pueblos del mundo lo recordamos como lo que fue: un luchador incansable por la memoria, la verdad y la justicia, por el fin de la opresión y la explotación, por la paz y la amistad entre los pueblos.


Nació en Malatya, al sur de Turquía en 1954, pero creció en Estambul, educándose en las escuelas armenias y pasando gran parte de sus horas en las instituciones comunitarias, como en el Kamp Armení. En su juventud, estudió zoología en la Universidad de Estambul y se sumó a las organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda, al calor de la formación de las organizaciones revolucionarias y del crecimiento de la lucha ideológica en Turquía.


En 1996 se fundó el diario Agós y Hrant Dink fue protagonista. Era el primer periódico bilingüe turco-armenio de Turquía, que expresaba la voz de los pueblos oprimidos y que ponía en jaque a la “historia oficial”. Como editor fundador, luchó por el reconocimiento del genocidio armenio. “No tengo ninguna duda, que los acontecimientos de 1915 constituyen un genocidio. Pienso que esta cuestión deberá ser resuelta entre Armenia y Turquía”, expresaba. Creía que la solución venía de los pueblos y no de los Estados: “Necesitamos dirimir el caso no con sentencias de tipo coercitivas, sino con procedimientos de orden moral. La ética no necesita de legislación penal alguna, nuestra propia conciencia es suficiente. Estoy convencido y creo firmemente que ambos pueblos podrán superar sus diferencias”.


La paloma de Dink no sólo abrazaba la lucha del pueblo armenio, sino también la de todos los pueblos que fueron reprimidos por este Estado. “Soy de las personas que quieren convertir en paraíso el infierno donde viven. Por respeto a los que luchan por la democracia en Turquía, a los que nos apoyan, y a los miles de amigos que conocemos y a los miles que no conocemos personalmente, era una exigencia quedarse a vivir en Turquía. No sólo eso, sino que era nuestro deseo personal quedarnos y vivir en Turquía. Nos quedaríamos y resistiríamos”, detallaba en una nota publicada en Agós el día de su muerte, casi de manera premonitoria.


Es por esto, que miles de personas recuerdan al periodista armenio y reivindican su lucha cada año, frente al antiguo edificio del semanario Agós: “Para Hrant, Justicia” y “Todos somos Hrant, somos todos armenios”, son las consignas que se levantan en las calles en turco, kurdo y armenio.


Su legado y su ejemplo continúan vivos en el semanario Agós y en la Fundación Hrant Dink, que dirige su esposa Raquel Dink. Su “voz de la hermandad” sigue en los jóvenes del Movimiento Nor Zartonk de Turquía, en los militantes solidarios de la Unión Cultural Armenia, en el Partido Democrático de los Pueblos de Turquía (HDP), en el Batallón armenio Şehîd Nûbar Ozanyan que lucha en Rojavá, en el poderoso movimiento revolucionario que resiste y enfrenta al Estado fascista de Erdogán, y en todos las organizaciones y pueblos que luchan por el fin de la explotación, por la paz y la amistad.


Hrant Dink es una referencia para quienes luchan por la democratización y por los derechos humanos en Turquía, en Armenia, en Argentina y en América Latina. Como él decía, “la historia no es un problema que hay que resolver, sino una experiencia que se tiene que aprender, percibir, comprender, debemos interiorizarnos en ella. El punto esencial reside en que Turquía debe tomar conciencia de su realidad histórica. Y esto sólo podremos lograrlo a través del desarrollo de la lucha por la democracia en el país”.




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