La mentira como metodología para encubrir fracasos propios
Hace 30 años que no existe Armenia Soviética ni la URSS, pero el anticomunismo sigue intentando envenenar mentes en Armenia y la diáspora.
Por Adrián Lomlomdjian
El pasado domingo, cientos de miles de ciudadanos armenios celebraron el Centenario de la República Socialista Soviética de Armenia. Y lo hicieron en la propia Armenia, en Artsaj y en los distintos países del mundo donde integran las comunidades de la diáspora, conjuntamente con los descendientes de los sobrevivientes del genocidio armenio.
Y mientras la mayoría, independientemente de ideologías o creencias, destaca la importancia de las siete décadas de socialismo en el país y su pertenencia a la URSS, el diario Armenia (semanario de la Federación Revolucionaria Armenia - Tashnagtsutiún), publicó la nota "A 100 años de la sovietización de Armenia: la extraña sincronización de turcos y bolcheviques", que no es otra cosa que "más de lo mismo".
No vamos a señalar las numerosas incongruencias ni las contradicciones en las que redunda el compaginador (o compaginadora) de la nota, ni tampoco vamos a responder a varias mentiras que allí se afirman cual si fueran la verdad absoluta. Hay mucho material en las redes sociales, principalmente en idioma armenio (aunque los hay también en otros), y será muy fácil para cualquiera de los interesados, interiorizarse acerca de los dichos en la nota y lo que realmente sucedió en ese período de la historia armenia y qué rol jugó cada uno de los sectores políticos protagónicos.
Lo que sí podemos asegurar que este tipo de notas periodísticas son el fruto, ante todo, de ver tan solo una parte de la historia, o sea, la que le conviene y cómo le conviene al partido político al que pertenece, que dicho sea de paso, es la fuerza política que fue desalojada del poder el 29 de noviembre de 1920, luego de llevar al país hasta el borde del precipicio, tal como lo hizo ahora el por ellos denominado "traidor" Nikol Pashinian.
Repetir que "los armenios fueron víctimas del acuerdo entre los bolcheviques de Lenin y los kemalistas de Ataturk", sin contarle a los lectores toda la historia, es parte de una práctica política (nefasta) que se mantuvo a lo largo de las décadas y se transmitió de generación en generación.
Los ideólogos y escribas del tashnagtsutiún transformaron la mentira, el ocultamiento y la tergiversación de la realidad en los principales sustentos partidarios y en "cualidades" transmitidas a los nuevos cuadros políticos que fueron formando en sus más de ciento veinte años de existencia. En Armenia y en la diáspora, a lo largo de las décadas, le fueron enseñando a sus dirigentes, y también a quienes estaban o están bajo su influencia, la historia compartimentada, tergiversada o totalmente falseada, según fuera posible y conveniente.
Por ejemplo, culpan a bolcheviques armenios, rusos y a cuanto se les cruce por delante de ser los responsables de la pérdida de la Armenia Occidental o de no reclamar esos, pero a nadie le dicen que el Tratado de Batum, firmado el 4 de junio de 1918 por las autoridades (tashnagtsagán) de la naciente República de Armenia con las autoridades del Imperio Otomano (los genocidas), fue el que reconoció los límites de ambos Estados y, por lo tanto, fueron ellos -el gobierno del Tashnagtsutiún- los que reconocieron la Turquía tal cual era por entonces, es decir, con las provincias armenias incluidas.
Insisten en que los comunistas armenios regalaron o cedieron territorios -una verdadera falacia-, pero nada dicen que cuando fueron desalojados del poder (el 29 de noviembre de 1920) la República de Armenia había quedado reducida a tan sólo diez mil kilómetros cuadrados (había perdido Kars, Alexandrapol -Guiumrí- y Lorí) y el ejército turco estaba a las puertas de la capital Ereván.
El gobierno de la República Socialista Soviética de Armenia recuperó Alexadrapol, Lorí y Zanguezur. Transformó esa pequeña porción de tierra en casi treinta mil kilómetros cuadrados. Además, logró que Najicheván no fuera cedida a Turquía, sino que quedara bajo la órbita de la URSS como República Autónoma de la Federación de Transcaucasia. Por último, obtuvo la separación del territorio de Artsaj como provincia de Azerbaiyán, dándole nacimiento en 1923 a la Región Autónoma de Nagorno-Karabaj.
A esta breve explicación deberíamos agregarle el contexto político regional en el cual se fueron desarrollando estos sucesos y en los que se fueron tomando cada una de las decisiones, que finalmente dieron nacimiento a la Armenia Soviética, verdadero orgullo de todos los armenios (menos de algunos). Pero lo seguiremos haciendo en sucesivas notas, tal como las ya publicadas en NOR SEVAN.
Esta semana, y como sustento a nuestros dichos, el director del Instituto de Investigaciones "Politeconomía", Antranik Tevanian, preguntaba a modo de reflexión: "¿Seguirá existiendo la República de Armenia en el mapa político mundial?". En un escrito propio, este investigador, que no está de más señalar que no adhiere a ninguna corriente política de izquierda, afirmó que "en la práctica, la Unión Soviética formó una generación más independiente que la Armenia independiente". Y agregó: "Mientras la Unión Soviética formó ciudadanos, la Armenia independiente formó y forma habitantes".
Dos aseveraciones categóricas que no sólo sirven para resignificar la experiencia soviética y el desarrollo socialista, sino también para sacudir algunas mentes (propias y ajenas, a la derecha y a la izquierda) empecinadas en atribuirle a la URSS sólo errores y formas antidemocráticas, tal cual lo dicta el manual occidental y cristiano.
Pero Tevanian fue por más, y seguramente nos ayudará a muchos a profundizar en el debate, para llegar a conclusiones que quizá estén más cerca de la realidad de aquellas décadas soviéticas, y en el caso particular armenio, a entender mejor una parte de nuestra historia. "El pueblo armenio soviético creó una Armenia independiente, consiguió la victoria en Artsaj y tenía dos Estados armenios. El pueblo armenio independiente dilapidó los resultados de la victoriosa guerra, fracasó en la construcción del Estado, firmó una capitulación vergonzosa, perdió la condición de Estado de Artsaj y convirtió a Armenia en un territorio, en un semi-Estado que pende de un hilo", enfatizó Tevanian.
Para finalizar esta reflexión pública, el politólogo y sociólogo armenio señaló: "Los líderes designados durante el período soviético fueron más efectivos y patriotas que los 'candidatos del pueblo' de la Armenia independiente, uno de los cuales trajimos sobre los hombros del pueblo en 1991 y al otro, en 2018. Pensemos en todo esto y saquemos las conclusiones correctas, si queremos tener un Estado y ser ciudadanos, y no habitar un territorio donde sólo alimentarnos".
En síntesis, mientras muchos eligen reflexionar y repensar desde la crítica y la autocrítica, otros se reafirman a diario en las mismas posiciones retrógradas que a lo largo de la historia los llevó -como organización política- a sentarse y acordar con los Jóvenes Turcos, los kemalistas, los nazis y los anticomunistas de occidente, en su obsesiva y sistemática lucha contra los bolcheviques/comunistas de todas las nacionalidades.
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