La oportunidad de pedir un deseo
Hoy son Azerbaiyán, Turquía e Israel. Hoy le toca al pueblo armenio pero no hay que olvidarse de que también le toca al pueblo kurdo y al palestino, entre tantos otros. Son operaciones sistemáticas de los estados genocidas, que para desarmarlos debemos entender en principio cómo funcionan realmente.
Por Andrea Tchabrassian para El blog de las cholas
Me levanto todos los días con dolor de panza y el pecho apretado. Abro las redes sociales fantaseando con un acuerdo internacional que obligue a Azerbaiyán y a Turquía a detener los ataques contra el territorio de Armenia y de Artsaj. Abro el Instagram rogando no ver otro nuevo ataque a la población civil. Reviso las páginas oficiales en armenio e inglés y después los sitios en español. Comento con mis amigas sobre los hechos de la madrugada e intento pensar que en un par de días se termina, ¿cuánto más puede durar? Reviso los nombres de los soldados fallecidos esperando no leer el nombre de mi primo ni de mis amigos que se anotaron como voluntarios.
El domingo 27 de septiembre amanecimos con la noticia de un ataque masivo de Azerbaiyán a Stepanakert (la capital de Artsaj) y a toda la línea fronteriza que separa Artsaj de Azerbaiyán. Desde mi ingenuidad para algunas cosas pensé que no sería más que eso, en julio también había habido un ataque de Azerbaiyán a la frontera de Tavush, una ciudad al norte de Armenia.
Salimos a caminar y la Plaza de la República estaba llena de gente, muchachos de nuestra edad, más grandes, más chicos, entre ellos un amigo nuestro de nacionalidad siria. “Nos anotamos como voluntarios para ir a la frontera”, me dijo. Luego, un comunicado del presidente convocando a todos los mayores de 18 años para ir a luchar a la frontera firmado con la palabra Haghtelu enk que significa “Venceremos”. En ese mismo momento, la noticia de que estábamos en guerra me pasó por el cuerpo.
Para entender esta guerra o al menos intentar transmitir lo que siento no puedo dejar pasar y contar qué es Artsaj. Artsaj y Nagorno-Karabaj son dos nombres del mismo lugar. Artsaj es una tierra habitada por armenixs desde hace más de cinco mil años. Allí hablan el idioma armenio, escriben con el alfabeto armenio, su religión es la Cristiana Apostólica Armenia y su moneda es el dram, misma moneda utilizada en Armenia. Su pasaporte dice “República de Karabaj”, lxs habitantes de Artsaj se definen como karabaghzi, que significa “de Karabaj”.
Es importante aclarar que durante la Unión Soviética (URSS), Karabaj funcionó como una región autónoma de Azerbaiyán. Durante la caída de la URSS, haciendo uso de la Constitución Soviética que permitía mediante plebiscito el derecho a la autodeterminación de cualquier pueblo que integre la URSS, Karabaj decidió declararse independiente. Azerbaiyán no lo aceptó y declaró una guerra que finalizó en el año 1994 con la victoria de Armenia. Con el tiempo -organismos internacionales mediante- se abrió una mesa de negociaciones que aún hoy está disponible para la resolución del conflicto, la cual hoy Azerbaiyán decide no utilizar, y se firmó el alto al fuego en la región. Un alto al fuego que Azerbeiyán se ocupó de violar cada tanto porque el mundo es así y tiene aliados poderosos-genocidas que lo apoyan y lo cuidan. En el año 2016, Azerbaiyán inició y perdió nuevamente una guerra que duró cinco días.
¿Por qué esta vez es distinto? Según especialistas, este ataque no tiene precedentes. La magnitud, la intensidad y el armamento utilizado no tienen precedente. Un armamento de última generación que Israel le está suministrando a Azerbaiyán, según Anna Naghdalian (vocera de cancillería del Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia). La alianza con Turquía declarada abiertamente le suma, a mi gusto, un condimento de terror.
No tengo dudas de que el dolor de panza es la incertidumbre por no saber cuánto más puede escalar este conflicto. Al día de la fecha la línea de defensa sigue intacta y no retrocedió. Al ejército armenio lo mueve el corazón, el amor por sus tierras y su cultura. La historia está cargada de genocidas dispuestos a hacerla desaparecer, mientras que los azeríes contratan mercenarios y compran armas a los estados genocidas de Turquía e Israel, respectivamente.
El dolor en el pecho es la impotencia de ver cómo estas grandes potencias mundiales se manejan con tanta impunidad y nadie puede/quiere hacer nada para detenerlos, porque un ejército de chicos de 18 años defensores de la patria no son los encargados de hacer respetar los derechos humanos en el mundo.
Hoy, Azerbaiyán está atacando directamente a la población civil con armamento prohibido. Hoy, Azerbaiyán está violando los derechos humanos. Hoy, Azerbaiyán no deja entrar a periodistas internacionales para mostrar la realidad de los hechos.
Hoy son Azerbaiyán, Turquía e Israel. Ayer fueron otros y mañana serán otros más, o los mismos con otros nombres. Hoy le toca al pueblo armenio pero no hay que olvidarse de que también le toca al pueblo kurdo y al palestino, entre tantos otros. Son operaciones sistemáticas de los estados genocidas, que para desarmarlos debemos entender en principio cómo funcionan realmente.
Es importante también aclarar que Artsaj no es separatista, sino que tiene derecho a la autodeterminación como pueblo y no está siendo respetado. Artsaj tiene su presidente y su constitución hace treinta años. Y, por sobre todas las cosas, tiene a su favor un plebiscito democrático y la victoria de una guerra. Entiendo que la única salida a este conflicto es el reconocimiento de Artsaj como república independiente.
Una mochila con agua, algo de comida, abrigo y el pasaporte duermen a los pies de mi cama y esperan no tener que ser utilizados. Voy todos los días al trabajo y ahí me aseguran que son diez días más, que vamos a ganar. Comentan las bajas azeríes y se sigue el minuto a minuto como si fuera un partido de fútbol. Una guerra no se festeja nunca, pienso.
No puedo evitar pensar en el desarraigo de quienes deben dejar sus tierras para sobrevivir. Las únicas víctimas fueron, son y serán siempre los pueblos.
Aprendamos a leer entre líneas, aprendamos a no llevarnos a la cama los titulares de los grandes medios de comunicación. Esto no es un enfrentamiento ni hay un territorio en disputa. Artsaj y Armenia están siendo atacadas. Artsaj y Armenia se están defendiendo.
Cada vez que tengo la oportunidad de pedir un deseo, pido que no haya nunca más un genocidio en ninguna parte del mundo.
Fuente: El blog de las cholas
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