La Orquesta Armenia de la UCA
Desde el año 2018 un nuevo frente cultural se sumó a la Unión Cultural Armenia. La Orquesta pasó a enriquecer aún más la excelencia de la Compañía Kaiane.
Por Lic. Andrés Istephanian
Desde el año 2018 un nuevo frente cultural se sumó a la Unión Cultural Armenia. La Orquesta pasó a enriquecer aún más la excelencia de la Compañía Kaiane sumándose a la propuesta cultural de la UCA que en cada festival de Kaiane demuestra el serio trabajo institucional y comunitario que lleva adelante desde hace más de nueve décadas.
Trabajar junto a Kaiane es sin dudas una gran responsabilidad. Una cosa es tocar para que el público escuche y otra es para que baile un conjunto de danza. Cualquier cambio en las velocidades o equivocarse y tocar un vuelta de menos o de más, sería un gran trastorno para quienes están en el escenario, ya que terminarían de bailar un compás antes o después y eso nadie quisiera que suceda.
La música folklórica se caracteriza muchas veces por las repeticiones de una misma frase y eso obliga a estar tocando muchas veces más preocupados por contar la cantidad exacta de frases que por la música en sí misma. Hay muchas cosas que hay que coordinar previamente. Por ejemplo, dirigir la orquesta mirando la danza, para ver dónde exactamente dar el ataque de la nota final y otras cuestiones similares que en cada obra se debe tener en cuenta.
En pandemia, la prioridad fue contener a cada uno de los integrantes a través de la continuidad de los ensayos de manera virtual y así ver juntos un horizonte de encuentro en un momento tan difícil para toda la humanidad. Se fortalecieron las obras aprendidas y se trabajo mucho en lo individual con la finalidad de mejorar cada uno de los pasajes que competen a cada músico. Eso nos mantuvo Unidos y logró que el virus no nos disperse y que también cada uno siga conservando en su agenda presente y futura el espacio de los días sábados por la tarde.
La orquesta fue siempre creciendo ya que nunca se perfiló como un proyecto con integrantes fijos sino como un espacio al que cualquier instrumentista puede sumarse. No hay cupos, no hay límites. Podemos tener gran cantidad de instrumentos similares o iguales y siempre habrá lugar. Así fue siempre la orquesta. No importa si quien ingresa es un músico formado. Lo importante es tener ganas de hacer música armenia, del resto yo me ocupo haciendo arreglos musicales que contemplen y acompañen el nivel de cada instrumentista.
Es un gran trabajo en equipo. Un trabajo que enriquece a todos y que mancomuna esfuerzos e intenciones. Termina siendo una unidad, un todo. Eso es lo que se promueve en la UCA y es el motivo por el cual nos sentimos muy a gusto. Todos tiramos para el mismo lado. En la institución nadie es más que nadie, nadie decide solo, a todos se los escucha, todos somos parte, todos somos responsables de cómo queda la sala, de los espacios comunes, de dejar todo limpio, todo ordenado.
Un día de ensayo habitual es danza, música, trajes, hijos que absorben el encanto de la danza, adultos mayores que pasan su tarde en compañía, es la comisión directiva conversando en la mesa de la cocina comedor a la vista y escucha de todos quienes se sientan ahí a descansar y si hay tiempo tomar un café. No hay nada que no se pueda escuchar, todo está en la mesa. A la vista de todos. No hay puertas cerradas. Todo se comparte, como en una familia. No importa quien trajo el café, el té o las galletitas, todo es para todos. Sencillamente es una familia que habita una casa: Es la Casa de la Cultura Armenia.
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