Las iglesias armenias en Turquía son saqueadas por cazadores de tesoros
"Miles de turcos destruyen el patrimonio de su país en busca de oro", asegura la autora Erin O'Bren en un artículo publicado por The Economist.
La reconocida revista internacional The Economist publicó un artículo donde aseguró que "la gran mayoría de los cazadores de tesoros en Turquía buscan tesoros que creen que fueron abandonados por los armenios". En la nota, Erin O'Brien detalló la destrucción que ha causado la búsqueda del tesoro enterrado de los armenios.
“Los estereotipos racistas en Turquía solían retratar a los armenios como acaparadores voraces (ignorando el hecho de que muchos eran muy pobres). No pasó mucho tiempo antes de que la gente especulara con que los armenios que huían del genocidio habían enterrado sus objetos de valor, con la esperanza de que algún día regresaran", escribe la autora.
La periodista asegura que, en ocasiones, la búsqueda de riquezas es inofensiva, pero añade que las excavaciones frenéticas que se llevan a cabo en las iglesias y cementerios armenios están destruyendo el tejido histórico del país. Los objetos son robados a comerciantes privados y los métodos rudimentarios de los cazadores causan daños irreparables a los sitios arqueológicos.
Según ella, el gobierno de Recip Tayyip Erdogan ha descuidado en gran medida el saqueo de las regiones anteriormente habitadas por armenios.
En la actualidad, la mayoría de las búsquedas de tesoros comienzan en las redes sociales. “Circulan por Internet innumerables mapas del tesoro supuestamente dibujados por armenios, la gran mayoría de los cuales son falsificaciones de aficionados, con notas escritas de forma anacrónica en turco moderno. El negocio está plagado de estafadores. Personas que se hacen pasar por imanes o sacerdotes armenios realizan, por un precio, rituales que prometen revelar la ubicación del tesoro. Otra táctica común consiste en dibujar un mapa falso que muestra un escondite enterrado en la propiedad de una persona rica. El estafador muestra una moneda que dice haber encontrado allí y convence al terrateniente de que le pague para realizar más excavaciones. Luego se escapa con el dinero”, indica O'Brien.
Señaló que muchas antigüedades traficadas por comerciantes turcos salen del país. Algunas están ocultas en contenedores de carga que contienen productos comerciales y están etiquetadas como algo inocuo, como "electrodoméstico".
“En el pasado, había más de 600 iglesias alrededor del lago Van. Ahora quedan menos de 100. Las que siguen en pie parecen esqueletos, con sus interiores saqueados por cazadores de tesoros. Los grabados armenios han sido arrancados y las cúpulas y columnas se han derrumbado en montones de escombros”, concluye O'Brien.
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