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Macrón, el FMI y la lucha del pueblo libanés

Mientras el pueblo libanés sigue su lucha, desde el exterior y el interior del país, los poderes de turno no quieren perder sus privilegios, ¿ni que se sepa la verdad?



Por Adrián Lomlomdjian


Hasta el momento los muertos confirmados son 154, 120 personas permanecen internadas en estado muy grave y hay algo más de un centenar de desaparecidos, que siguen siendo buscados por los equipos de rescate. Más de cinco mil personas sufrieron heridas de distinta gravedad y se están recuperando.


La cifra estimada de los daños en la ciudad sería equivalente a los 10 mil millones de dólares, según lo afirmaba el intendente de Beirut durante su recorrida por la capital y en diálogo con los periodistas.


Entre los casi 300 mil ciudadanos que perdieron sus hogares hay más de 100 mil niños, por lo que UNICEF advirtió del fuerte impacto y las secuelas que puede dejar en ellos esta tragedia, si no se actúa con celeridad. Asimismo, se informó que más de un centenar de escuelas resultaron dañadas por las explosiones de 4 de agosto.


“Tenemos informes iniciales de que más de 120 escuelas públicas y privadas sufrieron daños significativos, desde ventanas rotas hasta más graves, de infraestructura. Cerca de 55 mil niños estudian en estas escuelas. Es sumamente importante repararlas antes del inicio del año escolar”, señalaron desde UNICEF.


En Naciones Unidas no sólo hay preocupación por la situación de los niños y las escuelas, sino también por el tema salud, ya que fueron destruidas o gravemente dañadas varias estructuras sanitarias, incluidos 16 centros de atención primaria de la salud. "Se destruyeron diez contenedores de equipo de protección personal, incluidos cientos de miles de guantes y máscaras que fueron compradas recientemente por el Ministerio de Salud libanés para combatir el covid-19”, se señala en el informe.


Por su parte, desde la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación explicaron que el silo de Beirut, que fue destruido por la explosión del martes, era el único silo de granos en un puerto libanés. Ante esta trágica situación, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas anunció hoy viernes que tiene la intención de importar harina de trigo y harina de cereales destinada a panaderías y molinos para ayudar a prevenir la escasez de alimentos en el Líbano.


La crisis política interna


A la situación descrita hay que agregar la crisis política que se vive en el país desde hace décadas, pero que en lo últimos meses volvió a profundizarse, con protestas masivas contra los planes económicos y la situación general del país, donde la desocupación y la pobreza alcanzaron índices alarmantes.


Antes de la tragedia, el Líbano ya se encontraba al borde del colapso económico, con la mitad de su población por debajo del umbral de la pobreza y con una deuda del 170% de su PIB.


El ministro de Economía Raoul Nehme, dijo ayer que el país no puede hacer frente solo a la catástrofe provocada por las explosiones en el puerto de Beirut del pasado martes. “La capacidad financiera del Estado es muy limitada, igual que la del Banco Central y los otros bancos. No estamos nadando en dólares”", declaró Nehme a la cadena Sky News Arabia. Y agregó: “La única salida pasa por trabajar con el Fondo Monetario Internacional”.


Ante esto, ese mismo pueblo que llora a sus víctimas y la destrucción de su ciudad capital, salió a las calles a continuar las protestas y la lucha. Ayer por la noche, varias personas resultaron heridas a manos de las fuerzas de seguridad libanesas después de que un grupo de manifestantes intentara irrumpir en el edificio del Parlamento para pedir la dimisión del Gobierno por las devastadoras explosiones. Los enfrentamientos comenzaron después de que los manifestantes intentaran irrumpir en la plaza de Nejmé, en la que se encuentra el Parlamento, ante el incremento de las tensiones y las críticas a las autoridades por lo sucedido. La policía usó gases lacrimógenos contra los manifestantes. Para mañana, sábado, se convocó a otra manifestación antigubernamental.


Para el Partido Comunista del Líbano “este crimen-desastre, independientemente de sus causas directas y técnicas, tiene responsabilidades políticas y administrativas: el actual gobierno, y los sucesivos gobiernos y sus parlamentos, no sólo desde 2014 sino desde 1992”. En una extensa declaración pública difundida hoy, los comunistas reafirman su posición y llaman “a renovar la lucha por un cambio de sistema, que logre romper con el proyecto sionista-estadounidense y construya un país a la altura de los sacrificios de nuestro pueblo y la sangre derramada por nuestros mártires”. El PC alerta a “no dejarse llevar por discursos divisionistas, racista o excluyentes” cuya intención es “profundizar el sectarismo, el regionalismo y el separatismo”, enfatizando que “es el momento de la unidad y la solidaridad nacional”.



¿Sabremos la verdad de lo sucedido?


“La causa no ha sido establecida todavía. Existe la posibilidad de una intromisión externa relacionada con un cohete, una bomba u otra acción", afirmó el presidente libanés Michel Aoun, quien puntualizó que la investigación sobre la explosión del martes se está llevando a cabo en tres niveles: “Primero, cómo el material explosivo entró y permaneció… segundo, si la explosión fue el resultado de una negligencia o de un accidente... y tercero, la posibilidad de que se debiera a una intromisión externa”.


Las palabras del presidente Aoun eran pronunciadas mientras arribaba al país el mandatario francés Emmanuel Macron, quien llegó a Beirut como “patrón de estancia” 48 horas después de la tragedia, seguramente “a marcar la cancha” en nombre propio y de sus aliados.


“Francia acompañará al Líbano en su reconstrucción tras la devastadora explosión en Beirut y organizará, en los próximos días, una conferencia internacional para coordinar todas las ayudas internacionales”, anunciaba ayer en la ciudad capital el presidente francés. Pero a modo de advertencia, y reafirmando la teoría oficial impuesta desde los centros internacionales del poder y los medios masivos de comunicación, Emmanuel Macron subrayó que “las autoridades tienen que hacer su parte y emprender cambios profundos, demostrar una verdadera voluntad de reformas y que son capaces de actuar con transparencia. Es hora de que Líbano y sus dirigentes asuman sus responsabilidades”, sentenció.


Según el presidente francés, que fue recibido en el aeropuerto internacional de Beirut por el presidente libanés, Michel Aoun, también es necesario aclarar el origen de la catástrofe y considera “legítima” la demanda de una investigación internacional, “abierta y transparente para evitar que se oculten cosas” y se instale “la duda”. A buen entendedor, pocas palabras… La investigación la harán aquellos quienes decidirán qué se debe saber y qué no.


En esa misma dirección, y abonando a todo aquello que ayude a quitar del foco de atención el supuesto “factor israelí” en las explosiones, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, advirtió contra la continua desestabilización del Líbano y dijo en declaraciones al periódico alemán "Zarbrucker Zeitung": "Queremos fortalecer el Líbano, porque esta crisis no debe utilizarse para abrir una puerta a la influencia extranjera allí", y mencionó que ya hay en el Líbano actores no estatales financiados desde el exterior, como la milicia de Hezbolá, que pueden explotar el vacío actual.


Lo que Occidente debe entender – guste o no, se esté de acuerdo o no con su ideología y objetivos- que Hezbolá es un partido político legal en El Líbano, con representación parlamentaria y ministerios, cuyos militantes también forman parte de la estructura que se ocupa de la seguridad nacional del país.



Sin embargo, en el reconocido sitio web Red Voltaire su director, Thierry Meyssan, publicó ayer la nota titulada “Israel destruye Beirut-Este con un ‎arma nueva”, que comienza afirmando que “el ‘primer’ primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, autorizó un ataque contra un depósito ‎de armas del Hezbollah con el uso de un arma nueva, que había sido sometida a un ensayo ‎‎7 meses antes en suelo sirio. Se ignora si el ‘segundo’ primer ministro, Benny Gantz, fue ‎consultado antes del ataque”.


El artículo continúa detallando que “el ataque israelí fue realizado el martes 4 de agosto de 2020, precisamente contra un lugar que ‎Benyamin Netanyahu había designado casi 2 años antes -el 27 de septiembre de 2018-, durante ‎su discurso ante la Asamblea General de la ONU, como un depósito de armas del Hezbollah”, y se muestra la foto de ese momento.

( ver nota completa https://www.voltairenet.org/article210674.html )


Como dato que abona a más interrogantes, ayer la prensa libanesa publicaba la información sobre “el funcionario libanés que murió en circunstancias sospechosas en 2017, que había pedido la eliminación de las 2.750 toneladas de nitrato de amonio que llegaron al puerto de Beirut en 2013”, según un documento de 2014 compartido por los medios libaneses.



El funcionario era el coronel Joseph Skaf, jefe de la división de control de drogas de la Aduana libanesa, quien escribió en ese momento: “Les informamos que esta división recibió información sobre la presencia del barco Rhosus en el puerto de Beirut. Está cargado de nitrato de amonio, que se utiliza en explosivos, es muy peligroso y constituye una amenaza para la seguridad pública”.


Skaf murió en 2017, pero la causa de la muerte no se determinó definitivamente, ya que hubo dos informes de autopsias que eran contradictorios. El importante periódico libanés an-Nahar informó en ese momento, citando una fuente de las Fuerzas de Seguridad Interna del Líbano (ISF): “¿Se resbaló el pie del coronel retirado Joseph Skaf o fue arrojado desde una altura de tres metros? Una cuestión que sigue sin resolverse, especialmente después de los dos informes contradictorios encargados por la Fiscalía a dos médicos forenses”.


La fuente de la ISF dijo en ese momento: "Uno de los dos informes declara que el incidente fue un accidente, y el otro confirma que fue deliberado debido al hallazgo de hematomas en la cabeza del fallecido".


Seguramente, con el correr de los días, más y nuevos detalles irán saliendo a la luz. Mientras tanto, la lucha del pueblo libanés sigue siendo la misma de siempre: contra la intromisión extranjera y la opresión de las clases dominantes locales, por un país en paz donde convivan solidariamente hombres y mujeres de distintas nacionalidades, ideas y religiones.


Nuestra misma lucha, la de todos los pueblos.


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