Occidente sancionaría a Georgia, pero no a Azerbaiyán
La "doble vara" occidental, la misma que mide de distinta manera las violaciones a los derechos humanos en Israel y en el resto del mundo, ahora también se aplicaría para castigar a Tiflis y seguir protegiendo al régimen de Bakú.
Por Adrián Lomlomdjian
Desde hace varios días, la capital de Georgia es epicentro de protestas diarias que reúnen frente al edificio parlamentario a hombres y mujeres que expresan su rechazo a la aprobación de una nueva iniciativa sobre el control del financiamiento extranjero a organizaciones sin fines de lucro y medios de comunicación. Hasta el momento hubo represión policial y más de un centenar de detenidos, según distintas fuentes periodísticas.
Los diputados aprobaron en primera lectura, por 76 votos a favor y 13 en contra, la ley por la cual las organizaciones sin fines de lucro y los medios de comunicación recibirán el estatus de agentes de influencia extranjera si más del 20 por ciento de sus ingresos proviene del exterior. Las organizaciones que respondan a la situación prevista en ley deberán acatar un registro forzoso y un seguimiento meticuloso, y de no cumplir serán multados.
De esta forma, el gobierno de Tiflis, encabezado por el primer ministro Irakli Garibashvili, trata de controlar el accionar de las distintas ONG y medios de comunicación "alternativos", que son financiados íntegramente por aportes provenientes de los Estados Unidos y la Unión Europea.
Si bien la presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, quien se encuentra en una visita oficial en Nueva York, respaldó las manifestaciones y declaró que los que se están revelados contra la ley "representan a una Georgia libre", su opinión no es la predominante en el gobierno.
Desde Berlín, el primer ministro georgiano Irakli Garibashvili defendió la ley, enfatizando que "Georgia debe hacer todo lo posible para fortalecer su soberanía" y llamó "a no sucumbir ante las especulaciones irresponsables de la oposición".
"Hay muchas ONG que se pronuncian contra los intereses nacionales con el dinero que reciben del exterior. El futuro del país pertenece a los patriotas y no a aquellos que sirven a Estados extranjeros", subrayó el líder de la república caucásica.
"Habrá veto", amenazó la presidenta Zurabishvili el primer día de los debates sobre la ley, haciendo público el enfrentamiento interno en el gobierno de Tiflis. Su posición es apoyada y sostenida por los Estados Unidos y la Unión Europea, que no escatiman acción ni esfuerzo dentro y fuera del país para lograr hacer abortar esta decisión mayoritaria de los y las diputadas georgianas.
La Embajada de los Estados Unidos catalogó el debate parlamentario, en cuyo recinto incluso estallaron escenas de pugilato, como un "día negro para la democracia en Georgia", y advirtió que la ley no sólo perjudicará la relación de Tiflis con sus socios, sino que también será un duro golpe a sus aspiraciones de incorporarse a la OTAN.
Siguiendo la línea de argumentaciones impuesta a escala mundial, donde a través del dominio que ejerce por los medios de comunicación y las redes sociales Occidente "iguala" la defensa de sus espurios intereses con valores como democracia, libertad, soberanía y derechos humanos, la Embajada yanqui en Tiflis afirma que "el proyecto de ley no se corresponde ni con el deseo de Georgia de integrarse a Europa ni con el desarrollo de la democracia en el país".
Pero no contentos con las declaraciones realizadas por su sede diplomática en Georgia, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo que su país no descarta la posibilidad de imponer sanciones.
"No nombraré personas o empresas específicas que puedan estar sujetas a sanciones estadounidenses u otras. Pero tenemos una serie de herramientas que nos permiten enjuiciar a cualquier responsable de oprimir los derechos humanos en cualquier país del mundo", dijo uno de los bufones de la principal potencia criminal y genocida del planeta, cuando en la habitual rueda de prensa le preguntaron sobre la posibilidad de sanciones de Estados Unidos con respecto al proyecto de ley sobre agentes extranjeros aprobado en Georgia.
En esa misma línea se manifestó uno de los "señores de la guerra", el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, quien afirmó que la adopción de la versión georgiana de la ley sobre agentes extranjeros "es una mala decisión para Georgia y su gente, y contradice las aspiraciones de Tiflis de unirse a la Unión Europea".
Lo que parece no tienen en claro estos mandamases de la opresión, la explotación y el saqueo, es que lo que quiere el pueblo de Georgia, o lo que quieren los pueblos del mundo, no es exactamente lo que ellos imponen en cada país a través de las voluntades traidoras que logran instalar en los gobiernos, "financiando" cientos de organizaciones sociales y medios de comunicación con millones de euros y dólares.
Este mismo Occidente colectivo (Estados Unidos-Unión Europea-Gran Bretaña-OTAN) que no duda en amenazar con sanciones a Georgia en caso de tener la osadía de controlar las ONG que ellos bancan -argumentando la violación de las libertades democráticas-, es el mismo Occidente que nada hizo ni hace ante el bloqueo ni ante el atropello permanente del régimen de Bakú para con el derecho del pueblo de Artsaj a su autodeterminación.
Todo indica que los derechos de las personas de las ONG georgianas son más importantes que los derechos de los 120 mil armenios de Karabaj.
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