¿Qué puede pasar?
El programa decano de la colectividad armenia de la Argentina, que acaba de celebrar sus 67 años, reflexiona sobre las decisiones políticas del gobierno armenio y sobre la situación actual de Armenia y Artsaj.
Editorial de la audición radial LA VOZ ARMENIA
Sábado 9 de septiembre de 2023
Por Adrián Lomlomdjian
¿Qué puede pasar cuando reconocés (Armenia) a Artsaj como parte de Azerbaiyán y de pronto, una región (Nagorno-Karabaj) considerada por décadas, por no decir siglos, “un territorio en disputa”, de golpe pasa a formar parte del territorio soberano de ese país?
¿Qué puede pasar si no sólo te negás (Armenia) a que la organización militar que integrás, la OTSC, realice ejercicios militares conjuntos en tu territorio, sino que a pesar de elegir otra país como sede vos (Armenia) no envías a tus militares allí y, para colmo, anuncias la realización de ejercicios militares conjuntos (armenio-estadounidenses) en tu territorio con el principal enemigo (Estados Unidos) de tu aliado estratégico (Rusia)?
¿Qué puede pasar cuando atacan tu territorio soberano y vos, en vez de culpar a tu agresor (Azerbayán), insistís en hacer responsable a tu aliado militar (Rusia) y no hacés mención, por ejemplo, a la inactividad de la misión de observadores de la Unión Europea, que desde hace un año “monitorea” las fronteras armenio-azerbaiyana, armenio-turca y armenio-iraní, sin ningún beneficio para Armenia?
¿Qué puede pasar cuando luego de reconocer Artsaj como parte de Azerbaiyán, vos, Armenia, ponés énfasis en culpar a tu aliado estratégico (Rusia) de todo lo que vos no hacés, mientras ellos sigue ahí garantizando que no haya otro genocidio de armenios, esta vez, en Artsaj?
¿Qué puede pasar si no sólo seguís prohibiendo la entrada al país (Armenia) de funcionarios y políticos, ciudadanos de tu aliado estratégico (Rusia), sino que encarcelás a algunos de ellos y también tratás irrespetuosamente a otros?
¿Qué puede pasar si visitás (Anna Akobian, "primera dama" armenia) el nido de nazis en que han convertido a Ucrania, llevás ayuda humanitaria y le estrechás cariñosamente la mano no sólo al enemigo de tu aliado estratégico, sino a quien proveyó con bombas racimo a Azerbaiyán, esas mismas bombas utilizadas para asesinar a jóvenes armenios en Nagorno-Karabaj?
Lo mínimo que puede pasar es que te quedes sólo y, después, te des cuenta que quienes prometieron defenderte -a cambio de tu enemistad con tu aliado estratégico- son los mismos que causarán tu nueva desgracia nacional.
El “Caballo de Troya” está adentro de la República de Armenia y está abriendo las puertas. Al igual que a principios del siglo veinte, cuando la miopía política de quienes dirigían los destinos del pueblo y del naciente Estado armenio condujeron a la nación al borde le precipicio, otra vez nos encontramos en una encrucijada donde vuelve a pender de un hilo la existencia misma del pueblo armenio en sus territorios ancestrales.
Durante el genocidio de 1915, los ingleses decían que sus naves no podían escalar el Ararat, los franceses abandonaban a los armenios entre gallos y medianoche dejándolos a merced de los genocidas, y los Estados Unidos organizaban orfanatos y se llevaban a los niños y niñas para darles supuestamente "una vida segura" lejos de su tierra y de los familiares que sobrevivían…
Sin embargo, en aquellos terribles años hubo también pueblos que eligieron acompañar y solidarizarse en la práctica con los armenios, brindándoles refugio y la posibilidad de una vida segura, cerca de sus territorios, de aquellos de donde habían sido deportados forzosamente.
El pueblo ruso, el pueblo árabe y el iraní, entre otros, abrieron sus corazones y sus territorios para que los armenios sobrevivientes del genocidio pudieran rehacer sus vidas sin perder su identidad, ya sea en la Rusia de los zares o, después, en la Rusia Soviética y en cada república de la URSS (incluida Armenia), en Siria, Líbano, Irak, Irán, Libia, Palestina (hasta que llegó la ocupación sionista)…
La situación es difícil por demás y estamos demasiado lejos para incidir de manera directa y decisiva. Desde nuestras comunidades no es mucho lo que se puede hacer, pero hay cosas que son importantes que hagamos. Como, por ejemplo, aprender a dejar de mirar la historia desde la óptica del exclusivismo (algo así como creernos que los armenios somos el ombligo del planeta) y comenzar a entender que la humanidad no tiene por qué sentirse obligada a pensar en Armenia y los armenios, sino que debemos ser nosotros mismos quienes con sensatez pensemos en lo que necesitamos y lo que hacemos, para seguir desarrollándonos en nuestros territorios ancestrales desde nuestra identidad, en paz y confraternidad con los otros pueblos.
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