En Buenos Aires se celebró el centenario de la Unión Soviética
El acto, organizado por instituciones de las comunidades armenia, rusa, bielorrusa y ucraniana, fue a sala llena en la Casa de la Cultura.
Redacción NOR SEVAN
Y una noche, en Buenos Aires, ¡volvió la URSS!
Así lo sintieron quienes completaron la capacidad del salón principal de la Casa de la Cultura Armenia, dándole el marco merecido a un homenaje que si bien se repitió en distintos puntos del planeta -principalmente en cientos de ciudades de la ex URSS-, no gozó de la difusión y trascendencia de la que disfrutan otros acontecimientos históricos, a los que podríamos definir como "casi intrascendentes" para el desarrollo de la humanidad.
Es que la URSS, tan combatida a lo largo de sus 75 años de existencia, sigue siendo atacada con igual intensidad desde su desintegración y desaparición por lo enemigos de los pueblos, quienes se dedican a tergiversar y falsificar la historia soviética, sus inigualables logros y éxitos, y su incuestionable influencia positiva en la vida de los pueblos de los cinco continentes.
Sin embargo, la sede de la UCA fue convertida por la concurrencia -mayoritariamente jóvenes- en un bastión de memoria, dignidad y fidelidad hacia los principios humanistas que guiaron el accionar y desarrollo del Primer Estado Plurinacional Socialista.
La celebración fue organizada por la Unión Cultural Armenia, el Club Social Cultural y Deportivo Belinski, el Club Cultural y Deportivo Dnipro-Tolstoi, la Sociedad Cultural Ostrovsky y la Federación de Instituciones Culturales de Inmigrantes Bielorrusos, Rusos y Ucranianos (FICIBRU).
La bienvenida estuvo a cargo de Emiliano Lomlomdjian, integrante de la JUCA y director de NOR SEVAN, quien señaló: "Les damos la bienvenida a todos y todas a la celebración del centenario de la conformación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Es una alegría empezar el año de actividades, encontrándonos en la remodelada Casa de la Cultura Armenia para festejar este nuevo aniversario de la Unión Soviética.
Al calor de la Revolución bolchevique de octubre de 1917, las nacientes repúblicas soviéticas de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y de Transcaucasia, compuesta por Armenia, Georgia y Azerbaiyán, decidieron unirse el 30 de diciembre de 1922 para formar el primer Estado plurinacional y socialista, la URSS.
Su creación abrió una nueva era de prosperidad para los pueblos que vivían bajo el hambre, la miseria y la guerra. Trajo una nueva época de progreso social, político y económico para todos sus ciudadanos de más de 100 nacionalidades distintas. Un modelo de sociedad socialista, que con sus aciertos y errores, y a más de 30 años de su desintegración, no ha logrado ser igualada ni, mucho menos, superada por ningún otro sistema y país.
Por esto, nosotros y nosotras, la Unión Cultural Armenia, el Club Social Cultural y Deportivo Belinski, el Club Cultural y Deportivo Dnipro-Tolstoi, la Sociedad Cultural Ostrovsky y la Federación de Instituciones Culturales de Inmigrantes Bielorrusos, Rusos y Ucranianos (FICIBRU), decidimos realizar este acto político cultural. Y como creemos y luchamos por la paz y la amistad entre los pueblos, celebramos el Centenario de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas".
Seguidamente, se presentaron en la parte artística, Pablo Kouyoumdzian con la canción armenia, y Ana María y Nella Dudija, acompañadas en balalaika por Olex Ivanov, con canciones en idioma ruso. También sumó su adhesión militante y artística el reconocido y popular cantautor Alejandro Szwarcman, interpretando dos canciones en idioma ruso y el simbólico tema en castellano "El pueblo unido, jamás será vencido", que fue entonado por todos los presentes. Lo acompañó Olex Ivanov en balalaika.
La primera parte del acto finalizó con la intervención del profesor de historia Pablo Borda, quien de manera didáctica y muy precisa habló de los momentos que antecedieron a la creación de la Unión Soviética, de los primeros años posteriores al triunfo de la revolución y de la importancia de la URSS no sólo para los pueblos que la conformaron, sino para los y las trabajadoras del planeta y para los pueblos que luchaban por su liberación nacional y social.
En la segunda parte, se presentaron el Ballet de danzas rusas, bielorrusas y ucranianas Vecherinka y la Compañía argentina de danzas folklóricas armenias Kaiane, con danzas armenias.
La conducción del acto estuvo a cargo de Iván Bisceglia, quien dio lectura a la Declaración por el Centenario de la URSS, documento elaborado conjuntamente por la instituciones organizadoras de la celebración.
Finalizada la actividad, los presentaron continuaron en la sede de la UCA degustando las comidas típicas del buffet, recordando momentos de la URSS, hablando de su rol fundamental a escala internacional, y, fundamentalmente, compartiendo la alegría por el reencuentro y reafirmando el compromiso de cada uno con la consigna que guía la lucha por un mundo nuevo: ¡Que vuelva la URSS!
Declaración conjunta por el centenario de la Unión Soviética
El 30 de diciembre de 1922, la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR), la República Socialista Soviética de Ucrania (RSSU), la República Socialista Soviética de Bielorrusia (RSSB) y la República Socialista Federativa Soviética de Transcaucasia (RSFST), compuesta por la República Socialista Soviética de Armenia, la República Socialista Soviética de Georgia y la República Socialista Soviética de Azerbaiyán, decidieron unirse para formar un Estado federal: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En su primera parte, la Constitución de la URSS enfatizaba en sus considerandos que “desde la formación de las repúblicas soviéticas, los Estados del mundo se han dividido en dos campos: el campo del capitalismo y el campo socialista”. Y luego detallaba. “Por un lado, en el campo del capitalismo: los odios y las desigualdades nacionales, la esclavitud colonial y el chovinismo, la opresión de las nacionalidades y los pogromos, el imperialismo bestial y las guerras. Aquí, en el campo del socialismo: la confianza recíproca y la paz, la libertad y la igualdad de las nacionalidades, la coexistencia pacífica y la colaboración fraternal de los pueblos”.
Durante más de setenta años, la Unión Soviética no sólo dedicó gran parte de su potencial humano, económico, militar, cultural, científico-técnico e industrial para formar generaciones en la lucha contra todo tipo de explotación y opresión, sino también para transformar a cada soviético y soviética, y a millones de ciudadanos del mundo entero en inclaudicables militantes por la paz y la amistad entre los pueblos.
Y así fue como la URSS, a la vanguardia del movimiento revolucionario y de las amplias masas progresistas de la humanidad, logró transformar en realidad mucho de lo que años atrás eran consideradas simplemente utopías. Derechos humanos y principios progresistas que hasta ahí eran solo parte de los sueños o del arsenal declamativo de las clases dominantes de las potencias capitalistas y sus satélites en los cinco continentes, la Unión Soviética los convirtió en derechos constitucionales y pasaron a ser parte de la cotidianeidad de decenas de millones de hombres y mujeres que habitaban el enorme territorio del primer Estado Plurinacional Socialista.
Las potencias occidentales, casi desanimadas por sus infructuosos intentos de años por acabar, primero, con la revolución socialista en Rusia y, luego, con la naciente Unión Soviética, apostaron sus fichas por el nazifascismo alemán liderado por Hitler.
Pero más allá de la pequeña ilusión que lograron mantener durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, Stalingrado puso las cosas en su lugar y el avance arrollador del plurinacional Ejército Rojo -conducido por el liderazgo indoblegable del gobierno de la URSS- recién se detuvo en Berlín, luego de haber liberado decenas de miles de aldeas, poblados y ciudades en distintos países, e infligiéndole así una histórica derrota al fascismo alemán y a quienes habían depositado sus esperanzas en el genocida Hitler. La Gran Guerra Patria finalizó con una heroica e inolvidable Victoria, que aún celebramos.
Rusos y ucranianos, bielorrusos y kazajos, armenios y georgianos, azerbaiyanos y uzbekos, hombres y mujeres de las más de cien etnias que conformaban la URSS, no sólo se unieron para enfrentar y vencer al enemigo fascista, sino que también lo hicieron para demostrarnos a todos y a todas, que otro mundo no sólo era necesario, sino también posible. Y esas generaciones sufridas, golpeadas, pero también convencidas y abnegadas, tuvieron la capacidad práctica para superar las duras consecuencias de dos guerras mundiales en apenas veinte años, y poner los cimientos para la construcción de la nueva sociedad socialista.
Enumerar los logros de la URSS resultaría interminable. Pero sólo queremos destacar el hecho de que hoy, en los cinco continentes, los más amplios sectores de las sociedades que componen los distintos países, luchan por conquistar algo de todo aquello de lo que gozó cada ciudadano soviético a lo largo de casi setenta y cinco años.
La amistad entre los pueblos fue uno de los principios fundamentales sobre los que la URSS basó su creación y su existencia. Ella se vio reflejada en la unificación voluntaria, en la cooperación fraternal e integral, y en la ayuda mutua entre las etnias y nacionalidades para avanzar por el camino del desarrollo socialista de sus sociedades particulares y del Estado común.
Mientras celebramos el centenario de la fundación de la Unión Soviética, miramos hacia atrás, y con legítimo orgullo, por el camino que hemos recorrido y por el que hemos avanzado juntos, logrando heroicas victorias y grandes éxitos.
La historia de la civilización humana y nuestra experiencia colectiva y particular nos hacen estar convencidos que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fue la creación y la experiencia social más importante de la humanidad para construir un mundo de iguales, con paz, amistad y solidaridad entre los pueblos.
Es cierto que se cometieron errores y que hubo problemas. Pero quién no los comete y quién vive sin problemas. La certeza que tenemos es que no podemos pensar ni buscar la alternativa al sistema explotador y opresor que hoy domina y destruye el planeta, sin tomar en cuenta la colosal experiencia desarrollada en y por la Unión Soviética. No se puede prescindir de ella, ya que de ser así, lo que soñamos y deseamos sería inalcanzable.
Vaya nuestro sincero homenaje y reconocimiento a los creadores de la URSS, a quienes la defendieron y la desarrollaron, a quienes la transformaron en ejemplo. A los millones de hombres y mujeres, que venciendo miedos, egoísmos, nacionalismos, ambiciones personales y sectoriales, lograron hacer realidad mucho de aquello que por siglos soñaron otros cientos de millones.
¿La Unión Soviética, la idea de su fundación, su experiencia acumulada, sus hazañas y sus logros, son pasado o futuro? En la respuesta que elijamos, está el mañana que pensamos para la sociedad humana y para el planeta.
Por eso, sostener la consigna “¡Que vuelva la URSS!”, no es de nostálgicos. Todo lo contrario. Porque la sostenemos quienes seguimos luchando contra la explotación, la opresión y la discriminación; quienes le ponemos la mano en el pecho al imperialismo y enfrentamos al fascismo en cualquiera de sus formas y nacionalidades; y quienes seguimos creyendo y militando la paz, la amistad, la solidaridad y la cooperación entre los pueblos.
¡Feliz Centenario! ¡Viva la Unión Soviética!
Club Social Cultural y Deportivo Belinski
Club Cultural y Deportivo Dnipro-Tolstoi
Sociedad Cultural Ostrovsky
Federación de Instituciones Culturales de Inmigrantes Bielorrusos, Rusos y Ucranianos
Unión Cultural Armenia
Buenos Aires, 17 de marzo de 2023.
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