La Sublevación popular de Mayo de 1920 en Armenia
Los revolucionarios se rebelaron contra el gobierno tashnagtsagán durante un mes en todo el país. El levantamiento fue sofocado, pero pronto triunfaría el socialismo.
Por Adrián Lomlomdjian
La noche del 1° de Mayo en territorio armenio se vivió con una tensión especial, ya que los actos dedicados al Día Internacional de los y las Trabajadoras se habían convertido en multitudinarios mitines de protesta contra el gobierno y la presencia de las potencias occidentales, y en favor de la Rusia Soviética y el socialismo.
En el gobierno comenzaron a salir a la luz diferencias entre los sectores del Federación Revolucionaria Armenia - Tashnagtsutiún (FRA) y también entre este partido y las otras fuerzas políticas que lo acompañaban como aliadas. Los jefes militares y las misiones diplomáticas de las potencias occidentales apostadas en el país empezaron a pensar seriamente en la posibilidad de la victoria de las fuerzas revolucionarias en Armenia y en trasladarse a algún lado, pero no sería nada fácil, ya que en Azerbaiyán hacia dos días habían triunfado los revolucionarios y en la vecina Georgia la situación era muy parecida a la de Armenia.
El ala dura del tashnagtsutiún –mayoritaria en el partido- junto a los altos mandos militares y los grupos paramilitares conocidos como “mauseristas”, insistían en reprimir a las masas sublevadas y profundizar la política de persecución y encarcelamiento de opositores, que ya venían aplicando.
En una reunión clandestina realizada en la noche-madrugada del 1-2 de mayo en Ereván, el Partido Comunista de Armenia (ARMENCOM) decidió continuar las protestas e iniciar rápidamente los preparativos para convertirla en sublevación armada contra el gobierno y la presencia extranjera. La misma debía arrancar en Icheván-Tilichán, donde además de tener una fuerza partidaria bien organizada, contaba con la ventaja de estar cerca de la vecina Azerbaiyán Soviética, desde donde podía llegar apoyo y ayuda de todo tipo, ya que se encontraban allí cientos de trabajadores, campesinos, militares y dirigentes comunistas, que habían sido desterrados del país por su actividad revolucionaria. También se mandaron emisarios a Tiflís, donde funcionaba el Comité Regional del Partido Bolchevique y en donde había un gran número de revolucionarios armenios, rusos, georgianos, azerbaiyanos y de otras nacionalidades.
Sin embargo, Alexandrapol (después Leninagan, hoy Guiumrí) resultó ser el epicentro del inicio de la sublevación armada en el país. Allí, donde se había realizado una imponente manifestación de protesta, los ferroviarios y otros trabajadores, junto a los militares del Destacamento “Vartán Zoravar” (General Vartán), encabezados por el General Musaelian, tomaron el 2 de mayo la estación del ferrocarril. Los revolucionarios no acataron las órdenes de las autoridades militares ni tampoco las del gobierno, y pusieron bajo su control la red del ferrocarril, el correo, el telégrafo y los depósitos donde se guardaba una parte de los alimentos y otros productos esenciales para la población.
Los líderes revolucionarios intimaron a los ocupantes norteamericanos –aliados del gobierno armenio- a abandonar la ciudad, pero sus diplomáticos y mandos militares, mientras ganaban tiempo, se reunieron con las autoridades y con los grupos de especuladores que manejaban la distribución de alimentos en la ciudad, a fin de vaciar todos los depósitos de alimentos y, si no era posible hacerlo, incendiarlos. ¿El objetivo? Que el gobierno revolucionario no pudiera alimentar a la población y ésta, en poco tiempo, se pusiera en contra del poder soviético.
Durante el 2 y 3 de mayo, en Alexandropol se organizaron brigadas de trabajadores y soldados, que se pusieron a disposición del mando revolucionario. El General Hovannés Baghramian integró la División de Caballería que se sumó íntegramente al movimiento revolucionario. Quien se convertiría en "Mariscal y Héroe de la Unión Soviética (URSS)" recordó: “Desde el día que tomamos el poder hasta que finalmente fuimos derrotados, nuestra división llevó a diario un arduo y responsable trabajo a fin de mantener el control de la ciudad” (diario “Khorhrtaín Haiastán” –“Armenia Soviética”- N° 106, año 1927).
El 4 de mayo, los destacamentos revolucionarios que ya controlaban gran parte de la ciudad, detuvieron en Alexandrapol un tren que iba desde Ereván hacia Tiflis. Y para sorpresa de muchos, allí viajaban varios de los diplomáticos norteamericanos acreditados en Ereván y otros ciudadanos de esa nacionalidad, quienes abandonaban el país ante la posibilidad del triunfo revolucionario.
El gobierno del tashnagtsutiún fue tomado por sorpresa, ya que si bien sabía del descontento popular y del trabajo de los comunistas –a quienes venía persiguiendo y encarcelando desde hacía varios meses-, no tenía previsto que las protestas se transformaran en una sublevación popular y armada en distintas regiones del país.
Mientras iba definiendo cómo sofocar el levantamiento, la primera decisión que tomaron las autoridades armenias fue establecer una línea de diálogo con los líderes de las sublevaciones en Ereván, Kars, Sarighamish, Alexandrapol y Nor Bayazet.
En estas condiciones, renunció el gobierno encabezado por Alexander Jadisian y el 5 de mayo se armó un nuevo gabinete encabezado por otro tashnagtsagán: el doctor H. Ohanchanian fue elegido primer ministro y canciller. A pesar de haberse reunido con los líderes comunistas la noche del primero de mayo, su primera medida fue decretar el estado de sitio en el país, ilegalizar al Partido Comunista y enviar a los altos mandos militares –junto a grupos paramilitares (mauseristas)- a las distintas regiones, otorgándoles poderes casi absolutos.
Comenzó un período plagado de represión al movimiento de protesta, persecución de líderes revolucionarios, encarcelamiento masivo de militantes y trabajadores, juicios sumarios, justicia por mano propia a cargo de los mauseristas y otros matones al servicio del gobierno.
Ante esta decisión gubernamental, el 7 de mayo en Alexandropol, se reunieron los principales dirigentes comunistas armenios y trataron la cuestión de la sublevación popular. Por unanimidad se resolvió crear el Comité Militar Revolucionario, conformado por S. Musaelian, A. Nurichanian, A. Melkonian, D. Ter Simonian, A. Gugunts, P. Petrosian, G. Sarkisian, A. Ter Sahakian, L. Ulibekian.
Los comunistas decidieron iniciar el levantamiento armado y el 10 de mayo, en Alexandropol, se estableció el poder soviético en Armenia y se envió una declaración a todo el país, donde se informó que “por voluntad del proletariado, del campesinado pobre y del Ejército Rojo, el Comité Militar Revolucionario (CMR) encabezado por el Partido Comunista de Armenia establece el poder soviético en todo el país”.
Las autoridades locales abandonaron la ciudad. El CMR nombró a las nuevas autoridades en los distintos ministerios locales y ante todo envió brigadas hacia los distintos depósitos de alimentos, principalmente hacia los que estaban bajo control de los ocupantes norteamericanos. “En Alexandrapol, los bolcheviques ocuparon nuestros depósitos, pusieron a sus hombres al frente y como si hubieses tomado prisioneros a los americanos, los obligaron a trabajar y cumplir sus órdenes”, le telegrafiaba desde Ereván el Comandante norteamericano Haskel al representante diplomático armenio en Tiflis (Archivo del Partido Comunista de Armenia).
Ese mismo día estallaban sublevaciones en Kars, Sarighamish y en la aldea de Kiaftarlú; el 13 y 14, en Nor Bayazet y Shamshadin; el 19, en Icheván; el 21, en Tilichán; y para fines de mayo llegaron los enfrentamientos armados a Zanguezur, Sisian y Gorís. En todas las ciudades y poblados del país se había establecido una situación sin precedentes, ya que las fuerzas revolucionarias habían logrado derrocar a los gobiernos locales y adueñarse de la situación y el control de cada ciudad y aldea, pero el gobierno central de Ereván seguía teniendo en sus manos el control de un sector importante del Ejército (decenas de miles de hombre armados), a los grupos paramilitares (mauseristas) y a grupos armados de contrarrevolucionarios armenios, rusos y de otras nacionalidades, que estaban apostados en la región, amén de los ejércitos de las potencias occidentales y Turquía, y de los partidos burgueses de la región como los mencheviques georgianos, los musavatistas azerbaiyanos, los cadetes y los eseristas rusos, y el clero armenio, todos aliados en sus objetivos antisoviéticos y anticomunistas.
Enviado por el gobierno tashnagtsagán de Ereván y con el objetivo de ganar tiempo para concentrar más fuerzas en la ciudad sublevada, el general Gamazov, de las fuerzas armadas armenias, solicitó dialogar con el líder de los revolucionarios, comandante S. Musaelian. El comunista rechazó las propuestas del militar y el CMR reafirmó la continuidad del levantamiento en una declaración pública: "La salvación del pueblo armenio está en la unidad del Cáucaso con la Rusia Soviética".
A pesar de la masividad del levantamiento, la falta de organización previa y la de coordinación entre los distintos poblados sublevados, sumado a algunas decisiones equivocadas de los dirigentes comunistas, como la de creer que en esta oportunidad se podía tomar el poder sin enfrentamiento armado, llevaron al fracaso de este primer intento de sovietización de Armenia.
Las fuerzas leales al gobierno tashnagtsagán, los grupos paramilitares (mauseristas), las bandas contrarrevolucionarias armadas y los partidos burgueses, lograron sofocar la sublevación recién a mediados de junio, en medio de enfrentamientos armados, persecución y una sanguinaria represión a los trabajadores y militantes revolucionarios.
Este primer intento de instaurar el socialismo en Armenia había fracasado, pero no por mucho tiempo.
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