Turquía y su indisimulable deseo de "absorber" Azerbaiyán
Turquía utiliza al país azerí como una herramienta para contrarrestar a quien es su gran rival regional, que no es otro que la República Islámica de Irán.
Por Alejandro Budano Serverian
Hace poco mas de un año, quien presidia el parlamento turco, Mustafa Shentop, hizo publica la necesidad de una mayor expansión en cuanto a cooperación económica se refiere entre Ankara y Bakú. Y no solo eso, sino que fue más allá al expresar el deseo de un ejercito turco en conjunto (entre ambos países). De más esta decir que lo expresado es el deseo "intocable" del sultán Recep Erdogan, siendo Shentop -en esta oportunidad- su vocero oficial.
Este anuncio tuvo lugar cuando una delegación del partido gobernante turco acudió en visita oficial a Bakú. Y allí, delante de sus narices, en su propia casa, el gobierno "títere" de Aliyev dio su beneplácito para que todo esto se transforme en realidad.
He aquí una cuestión que llama poderosamente la atención, ¿Aliyev, aún no se ha dado cuenta de las ansias de Turquía de fagocitarse su república en nombre de lo "túrquico" o la llamada unión de pueblos turcos?, ¿o prefiere ser "soberano" y "títere"?
De lo que estamos seguros -y resulta inocultable-, es que las visitas a Azerbaiyán por parte de funcionarios turcos tienen lugar con mucha frecuencia. De esta manera, el desarrollo político y militar de Azerbaiyán se hace cada vez más dependiente de Turquía, y quien más atado queda a Ankara es Ilham Aliyev, transformándose en una suerte de "virrey" de Erdogan.
Todo esto, indudablemente, hace que si Azerbaiyán puede salvar o no su pellejo de "independiente" y "soberano" está totalmente supeditado a la voluntad de su "hermano mayor". Es que Turquía, hace tiempo que para muchos politólogos se ha transformado en una preocupación razonable.
1- Territorio extenso.
2- Ejercito numeroso y poderoso.
3- Territorio en Europa y Asia.
4- Potencia económica regional.
5- Miembro de la OTAN y con bases americanas en su territorio.
6- Total desprecio por los derechos humanos.
Según expertos en el tema, no sería de extrañar la concreción de una soñada aspiración turca de establecerse en Azerbaiyán, utilizando los mecanismos de un tratado firmado en Shushi (Shusha para los azeríes), donde queda bien expuesto que Ankara puede establecer sin limites un numero de bases militares en territorio azerí, cosa que a Rusia, otro importantísimo actor en la zona, le provocaría sumo desagrado.
Por lo tanto, a no sorprenderse si en un futuro no muy lejano el país azerí pasara a ser un análogo de la República Turca del Norte de Chipre, que desde 1974 -año de invasión a la isla- devino en una simple provincia turca. Entonces, podemos afirmar que el proceso de absorción ya esta en marcha.
Alguna vez, quien fuera Primer Ministro de Gran Bretaña, Winston Churchil, dijo que su país no tiene amigos ni enemigos. Parecería que Turquía tampoco, ya que mueve siempre las fichas a su antojo, haciendo caso omiso a cantidades de llamados internacionales por diferentes motivos.
Hay un área muy extensa, que Turquía califica de vital importancia para la expansión del pan-turanismo ideado ya hace mas de 100 años. Según el investigador principal de la Academia Rusa de Ciencias y presidente de la Sociedad Científica de Investigadores del Cáucaso, Alexander Krylov, este espacio se extiende desde el norte de África hasta la meseta del Asia Central, incluídas las minorías islámicas de China. Todo esto encaja perfectamente en las proyecciones expansionistas de Recep Erdogan.
El proyecto de creación de "un nuevo Imperio Otomano" y de absorción del país azerí, trae consigo conflictos impredecibles que contradicen los intereses de un actor clave en la región, como lo es la República Islámica de Irán. Con toda esta puesta en escena, vale aclarar que la gran preocupación de Teheran es que Turquía juegue fuerte y haga una agitación de la identidad étnica turca entre los pueblos de Asia Central y el Cáucaso, transformando a Ankara en el rector religioso de todos los pueblos túrquicos. Esto es verdaderamente intolerable para el Irán de los ayatollah, ya que desde 1979, depuesto el Sha Mohammed Reza Pahlevi, son muchos los intereses que se disputan con Turquía.
Recordemos siempre, que cuando Erdogan se hizo presente en Azerbaiyán para conmemorar la victoria azerí en la guerra de los 44 días, recitó un poema de corte nacionalista haciendo referencia a la unificación de Turquía y Azerbaiyán
Esto causó irritación e indignación en Teheran. Y quedó claro, que las aguas están turbias y la absorción esta en marcha.
En la práctica, el accionar turco no es otra cosa que agitar los sentimientos nacionalistas de la minoría azerí en Irán, buscando debilitar a quien hace décadas le disputa la supremacía regional. Irán es una potencia atómica, enemiga jurada de Israel y Estados Unidos, y es quien apoya a Hesbolah en su lucha contra el estado judío para recuperar la Palestina ocupada. Sin embargo, vale resaltar que la minoría azerí-irani está muy integrada a la sociedad persa. Vale decir, como ejemplo, que Ali Jamenei, actual Líder Supremo de Irán, es de etnia azerí.
Otro estudioso de prestigio como lo es el americano Roland Benedikter, de la Universidad de Stanford, no solo expresó que con el correr del tiempo Bakú sera cada vez más dependiente de Ankara, sino que sostiene que Turquía utiliza al país azerí como una herramienta para contrarrestar a quien es su gran rival regional, que no es otro que la República Islámica de Irán. Desde ya, la jugada política esta saliendo muy bien para Ankara.
La conclusión es que el país liderado por Ilham Aliyev está totalmente atado de pies y manos en su política y demás quehaceres a los designios de Ankara y al despotismo de Erdogan. Lo que el presidente de Azerbaiyán aún no logra notar es que el proceso de absorción se desarrolla de manera acelerada e incluye también la pérdida de la identidad nacional azerí, esa que nació en 1918 (más allá de que la maquinaria estatal azerbaiyana quiera hacerle creer al mundo que cuentan con una historia y cultura con miles y miles de años).
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