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Un fuego en “un mar de fueguitos”

El sociológo Gabriel Sivinian, miembro de la Unión Cultural Armenia, analiza el rol de los medios alternativos y masivos de comunicación a la hora de informar sobre la situación político económica argentina y los 100 números del periódico Nor Sevan.



Transcurren tiempos aciagos para nuestra Nación.


Historiadores, artistas y todos quienes sean capaces de interpretar el sentimiento popular, se encargarán de simplificar, por medio de algún enunciado, los infaustos años de la gestión de Cambiemos. Así ocurrió con la expresión “Década Infame”, que inmediatamente nos remite a los fraudulentos años treinta; con el “Nunca Más” que reseña el horror vivido durante la última dictadura cívico-militar y con la “Memoria del Saqueo”, imagen que representa el sufrimiento del pueblo y el pillaje del patrimonio nacional, en la década de los noventa; por citar algunos ejemplos.


Por primera vez en nuestra Historia, los CEO´s de las empresas transnacionales y los representantes de las corporaciones patronales más concentradas se han hecho cargo del Estado, a través de la voluntad popular. Están acompañados por impresentables personajes reciclados de la Primera Alianza y nóveles figuras políticas pro-establishment.


Todos ellos ya han nos legado una enorme cantidad de frases, materia prima esencial para el ejercicio de memoria histórica y síntesis que el pueblo y sus intelectuales, indudablemente, realizarán.


Seguramente, el lector recordará decenas de expresiones de esta prolífica producción.


Solo recurriremos a algunas.


Tal vez a causa de la suprema responsabilidad institucional que detentan; o debido a su mayor exposición pública; o por la alarmante minusvalía oratoria que evidencian al pronunciarse fuera de su básico libreto circular, los máximos responsables del Poder Ejecutivo llevan la delantera en esta (in)competencia de fraseología decadente.


Podríamos empezar por él y su siniestro “eso te lo debo”, cuando manifestó su desconocimiento sobre la muerte de una auxiliar de Educación, al enterarse de los recortes salariales que había padecido. Y seguir por ella y sus tragicómicas explicaciones al estilo de “la luz en el túnel, allá lejos” para graficar las dificultades socioeconómicas y la promesa del inalcanzable segundo semestre.


Si se tratara de realizar una cronología de estas “frases para la Historia”, indudablemente, comenzaría por la vertida durante los festejos de un triunfo electoral clave para Cambiemos, que anticipó su victoria nacional y los dolorosos tiempos por venir. Se enunció el día que, tristemente, comenzó la “Revolución de la Alegría”. Entre la algarabía desbordante, la estridente música pop, las coreografías ensayadas y los simbólicos globos amarillos se escuchó el premonitorio “Hoy cambiamos futuro por pasado”. Admirable manifestación de brutal honestidad, solo que pronunciada como acto fallido por la “angelical gobernadora”, aportante de su capital político (un rostro sensible y humano, muy bien actuado) a la cuenta de los capitalistas más voraces y despiadados del país, cuyo jefe político representa.


Y si, momentáneamente, tuviéramos que cerrar la citada serie, la inimputable diputada que supo concentrar más de la mitad de los votos porteños en la última elección, sería la encargada. “Dé propinas o changas”, sugirió hace días al sector medio y alto de la sociedad, para morigerar la caída en los ingresos de trabajadores formales e informales y evitar la agudización de la pobreza, que las políticas de su propio gobierno reproduce y acrecienta.


Pongo sobre aviso que estas breves líneas que Usted está leyendo fueron escritas el día jueves 5 de julio y, seguramente, le llegarán algunas semanas después. No sería extraño que, durante las jornadas que trascurran, algún integrante del “mejor equipo de los últimos cincuenta años” extienda el listado de declaraciones despreciativas, burlonas y fallidas.


¿Le parece una exageración? De haber cerrado la edición del periódico unos días antes, la frase que hubiera culminado el largo encadenamiento del cinismo habría sido “Hoy ganó el periodismo y ganaron los ciudadanos”, expresada por el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos. El funcionario responsable de este dicho canallesco, se refirió así al despido de 354 trabajadores de la Agencia de Noticias Télam, hecho producido con intención de optimizar la “profesionalidad, el pluralismo, la democracia, el federalismo”.


Haciendo, esforzadamente, a un lado el drama humano que significan las cesantías. Sin entrar en consideraciones específicas sobre la función estratégica de una Agencia Estatal de Noticias, la calidad en la formación de sus trabajadores, el valor periodístico y social de su producción y aun desatendiendo la “casual” coincidencia entre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y estas destituciones en la planta de trabajadores del Estado, la desvergüenza de este subalterno y el Gobierno del que forma parte no reconoce límites.


¿Acaso alguien que no sea un acérrimo defensor de intereses privilegiados o que no se encuentre cegado por el odio puede tomar por ciertas las declaradas intenciones?

¿Profesionalidad, Pluralismo, Democracia y Federalismo como valores que sustentan la política pública de Comunicación, al mismo tiempo que se aprueba la fusión de las empresas Telecom y Cablevisión?


Con el aval del Gobierno, el Grupo Clarín expande su influencia en nuestra sociedad. Este oligopolio ya controla una considerable porción de la prensa gráfica, la radio, la televisión abierta y por cable. Ahora le suma telefonía e internet. Su objetivo es proveer de cuádruple play: la combinación de telefonía fija y móvil, más Internet y TV. Todo a cargo de un único conglomerado de medios.

¿El desembolso? Más allá del valor abonado, la retribución será la continuidad del blindaje mediático que protege a la gestión de Cambiemos, prolongación de años de periodismo de guerra contra la administración de Cristina Fernández de Kirchner, que los llevó al Gobierno.

De más está decir que este resguardo intenta ocultar, desvirtuar o atenuar las consecuencias de las políticas gubernamentales en curso: la pérdida del poder adquisitivo del salario, la caída de consumo de productos de la canasta familiar, la desocupación creciente, el aumento de la pobreza y la indigencia, el desfinanciamiento de la Salud y la Educación Pública, la desprotección de los jubilados, el inaudito endeudamiento externo; sin mencionar los casos de corrupción estructural o fuga de capitales hacia cuentas en paraísos fiscales de la gran mayoría de los funcionarios de alta jerarquía.

En este contexto adverso, nuestro periódico Nor Seván llega a su centésima edición.

En forma impresa o digital; circulando a través de blogs o páginas de Facebook; leído en programas radiales y en clases escolares.

Adaptado a los formatos actuales, continúa cumpliendo la misión que ha heredado: transmitir el legado cultural del pueblo armenio; difundir las noticias de la Madre Patria y las comunidades armenias de todo el mundo y ser un medio de promoción de la Memoria del Genocidio de armenios y la Lucha por los Derechos Humanos.


Y en estos tiempos despiadados, pero de Resistencia y Esperanza, renueva su compromiso ineludible: ser un llamita más entre ese “mar de fueguitos” de la Comunicación Popular que alumbra las transformaciones revolucionarias que nuestra Nación y NuestrAmérica cobijan.


En este duro invierno, que pronto pasará ¡Salud Nor Seván!


Buenos Aires, 5 de Julio de 2018

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