Terminó la guerra
Declaración de la Unión Cultural Armenia y su Juventud por el fin de las hostilidades en Artsaj: "Honramos la memoria de los miles de jóvenes que ofrendaron sus vidas".
Declaración completa:
El 27 de septiembre, Azerbaiyán atacó Artsaj. El Ejército azerí y sus mercenarios, en alianza político-militar con Turquía (OTAN) e Israel, avanzaron sobre la región cometiendo innumerables crímenes de guerra y bombardeando posiciones militares y asentamientos civiles. Esto provocó la resistencia del pueblo armenio y una escalada bélica en el Cáucaso Sur, sin precedentes en los últimos treinta años.
En tres oportunidades se declaró el cese a las hostilidades por razones humanitarias. Primero en Moscú, el 10 de octubre. Después en Bruselas, el 17. Y por último en Washington, el 26 del mismo mes. Pero estos fueron violados sistemáticamente por el gobierno de Aliyev, causando más muertes, heridos y daños de todo tipo.
Este 10 de noviembre se firmó un acuerdo entre el primer ministro de Armenia y los presidentes de Azerbaiyán y Rusia. Nikol Pashinian, Ilham Aliyev y Vladimir Putin declararon “un alto el fuego completo en la zona del conflicto de Nagorno-Karabaj”, donde “se despliega un contingente de mantenimiento de la paz de la Federación de Rusia”.
Después de 44 días de guerra, se logró la paz. Se frenó otro genocidio. Se salvó la vida de miles de jóvenes. Se garantizó la existencia armenia en Artsaj.
Es un momento difícil para el pueblo armenio, particularmente para los habitantes de Artsaj, para quienes perdieron a sus seres queridos, para quienes perdieron sus hogares y pertenencias, para quienes tuvieron que pasar seis semanas sin saber qué sería de su futuro.
No alcanza con buscar responsabilidades en terceros, sino hacerse cargo de los errores cometidos y tener conciencia que lo sucedido y el desenlace reciente son consecuencia directa de las acciones y decisiones de los sucesivos gobiernos, que en los últimos treinta años condujeron los destinos de Artsaj y Armenia.
No haremos leña del árbol caído. Sin embargo, tampoco seremos quienes lavemos las culpas de los verdaderos responsables de haber conducido al pueblo armenio a la actual situación, ni quienes busquemos salvadores en quienes a lo largo de las décadas demostraron su accionar sectario y antipatriótico, y hoy quieren presentarse ante nosotros como “inmaculados” protagonistas de la historia armenia.
En la diáspora, es necesario reflexionar cómo construir la solidaridad internacional para con el pueblo armenio. La solidaridad es recíproca y crece desde el pie. Nuestra comunidad se debe un profundo debate en torno a cómo ubicarnos como parte de un pueblo que sigue siendo perseguido y que debe buscar alianza con los pueblos que sufren al mismo enemigo.
Se logró la paz. Pero no dejaremos de denunciar los ataques arteros de los Estados de Azerbaiyán, Turquía e Israel -con la complicidad de mercenarios y terroristas- sobre el pueblo armenio de Artsaj, que simplemente luchó y resistió para poder seguir autodeterminándose. No dejaremos de denunciar el proyecto neotomano del auto proclamado sultán Erdogan, que persigue al pueblo kurdo, ni tampoco la agresión del Estado sionista de Israel, encabezado por Netanyahu, sobre el pueblo palestino.
La historia nos enseñó que confundir patriotismo con nacionalismo deviene en la xenofobia y el fascismo, y la única forma de enfrentarlo es con paz, solidaridad y amistad entre los pueblos, es con memoria, verdad y justicia.
Desde la Unión Cultural Armenia y su Juventud (JUCA) nos inclinamos respetuosamente y honramos la memoria de los miles de jóvenes que ofrendaron sus vidas, no sólo para que se respete el derecho a la autodeterminación del pueblo de Artsaj, sino también para asegurar su existencia en las tierras que habitaron desde hace milenios.
La causa de los pueblos es una sola
Unión Cultural Armenia y su Juventud
Ciudad de Buenos Aires, 11 de noviembre de 2020
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